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Un empresario tacorontero, al borde de un polémico desahucio

Mauricio y María Candelaria serán hoy desalojados del que ha sido su hogar durante 38 años, a pesar de que sobre el asunto recae una denuncia por una presunta estafa procesal
Mauricio y María Candelaria, ayer frente a su casa junto a una de sus hijas. / FRAN PALLERO

A Mauricio lo cogió con el pie cambiado, como a tantos, la crisis de la primera década de este siglo. Lo que firmó en un escenario se vino a ventilar en otro muy distinto, pese a lo cual resistió en la medida que su larga trayectoria como empresario le alcanzó. Bien conocido en su localidad, el dueño de Confecciones Tacoronte se enfrenta hoy junto a su esposa, María Candelaria, al desahucio de la que ha sido su vivienda desde hace 38 años. La clave del desalojo previsto para la primera hora de hoy radica en una presunta estafa procesal ya denunciada ante los juzgados laguneros, que, por ahora, no han servido para frenar el alzamiento que nos ocupa.

“La verdad es que es nuestra casa desde hace tantos años, y entendemos que no es justo que ahora nos echen de aquí porque hay otras opciones”, explicaba en la tarde de ayer a este periódico Mauricio, quien reconoce que “mi salud se ha resentido por este asunto, y a medida que se acerca el día, pues son mayores las palpitaciones”. Dichos males también han sido argumentados por su representación legal, que lleva el bufete local Law and Invest, en su afán por frenar, aunque sea de manera cautelar, un desalojo al que no ven justificación jurídica.

Préstamo

Todo proviene de un préstamo solicitado a la extinta CajaCanarias por el empresario en los albores del siglo para construir un inmueble en un solar de su propiedad. “Finalmente se acordó sumar la cantidad que nos hacía falta a una poliza que ya teníamos con la entidad, si bien siempre estaba claro que, desde que se construyera el salón, la casa quedaría fuera del trato, pero en esto llegó la crisis…”, recuerda Mauricio.

“Al principio resistimos y fuimos pagando, pero al final no pudimos hacer frente, y por entonces ya CajaCanarias no existía, ni tampoco estaban las personas con las que llegamos a aquel acuerdo. Al final, el banco busca quedarse con la casa, que vale mucho más que el salón a la hora de luego subastarla”, detalla el empresario.Así las cosas, lo cierto es que sus abogados han intentado frenar por todas las vías posibles el desahucio previsto para hoy.

De especial interés resulta el hecho de que el Juzgado de Instrucción Número 4 de La Laguna dictase el pasado 6 de noviembre un auto en el que se reconoce que, a partir de una denuncia presentada por Mauricio, “los hechos que resultan de las anteriores actuaciones presentan características que hacen presumir la posible existencia de un delito de estafa procesal”, por lo cual incoa diligencias previas de las que da conocimiento al Ministerio Fiscal.

Esa posible estafa procesal radica en el motivo ya expuesto por el interesado, según el cual la entidad bancaria (hoy CaixaBank) opta por cargar los impagos contra la vivienda en vez de contra el salón, a pesar de tratarse del primer hogar de una familia y que, con el valor de mercado del segundo, la deuda resultaría satisfecha con creces.

Pero tal argumento no ha sido suficiente como para frenar el desahucio, como queda de manifiesto en una providencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia Número 5 de La Laguna en la que, con fecha de ayer mismo, se determina que, a pesar de invocarse la existencia de la prejudicialidad penal, “estese a lo establecido en el art. 569 de la L.E. C. [Ley de Enjuiciamiento Civil] la presentación de denuncia o la interposición de querella en que se exponga hechos de apariencia delictiva relacionados con el título ejecutivo o con el despacho de la ejecución forzosa no determinarán, por sí solas, que se decrete la suspensión [del desahucio previsto para hoy], como ocurre el presente caso”.

En los juzgados

Lejos de resignarse, la batalla jurídica se ha recrudecido por parte de la defensa de Mauricio, que ha presentado dos recursos de apelación en contra de los autos del Juzgado de Primera Instancia Nº 5 de La Laguna, cuya admisión supondría la suspensión provisional del procedimiento, pero que siguen sin obtener respuesta.

Incluso el bufete se ha querellado a última hora contra la titular de dicho juzgado por la presunta comisión de los delitos de prevaricación, ignorancia inexcusable y retardo malicioso en la administración de la Justicia, pero la resolución de la misma no llegará antes de la primera hora de hoy.

Sea como fuere y a pesar de que no pierden la esperanza de un frenazo a su desahucio, Mauricio y María Candelaria, con la ayuda de sus hijas guardaban en cajas los recuerdos de toda una vida por si hoy tienen que dejar su hogar.

“Esperemos que todo pueda solucionarse, por mucho que tenga que ser a última hora”, concluye Mauricio, “pero mejor será estar preparados, aunque nos parezca injusto. Hemos trabajado duro durante muchos años, como tantos empresarios locales, para conseguir algo que, entendemos, debería ser tenido en cuenta, pero no vamos a perder la fe en que al final se haga justicia”.

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