El Covid llegó hace un año a nuestras vidas para cambiarlas, a nivel personal, profesional y social, pero sobre todo a nivel económico, especialmente para Canarias, que dependiendo del turismo como depende y con el baile de restricciones globales del momento, se encuentra en un momento crítico. Para reconstruir las bases sobre las que se tiene que sustentar una nueva arquitectura que posibilite la restauración, la Unión Europea va a movilizar más de 750.000 millones de euros para los fondos de recuperación, creados para redefinir la economía y con un claro enfoque hacia la sostenibilidad y la innovación centrada en la digitalización.
España espera para esta primavera una primera inyección de casi 27.000 millones de euros, que es una fortuna con la que podemos plantearnos construir esa nueva configuración para salir de ésta mas rápidamente, pero que si no invertimos correctamente puede suponer prolongar la agonía. En este punto se hace imprescindible que la Administración se ponga las pilas y evolucione para ser capaz de digerir de forma inteligente todo ese dinero. Decidir cómo invertirlo es una decisión valiente y carente de garantías, nadie sabe cómo va a evolucionar la situación, pero la incertidumbre no es razón para no actuar. Todo lo contrario. Lo que hay que hacer es renovarse para enfrentarse a un nuevo panorama en el que hay una cosa clara: la supervivencia dependerá de la agilidad de respuesta ante situaciones imprevistas.
En muchos aspectos, después de las ayudas y la vacunación masiva volveremos a estar como antes, pero el contexto pandemia que ha durado demasiado traerá unos nuevos hábitos y tendencias, y por tanto la transformación ya no tendrá vuelta atrás. Es en ese punto donde nos encontramos en el sector turístico, uno de los más afectados a nivel mundial, que estoy seguro de que también se recuperará, pero sin embargo su regreso será diferente. La vuelta a la normalidad nos lanzará a un mar de voraces competidores que exigirá que nuestro destino esté más reforzado que nunca y enfocado a aquellas nuevas tendencias que puedan surgir en los mercados origen, que es donde se toman las decisiones de compra.
Ahora, con la industria turística prácticamente parada, es el momento de diseñar un plan de inversión de esos fondos de ayuda que garantice el futuro del sector y erija Canarias como referente mundial del turismo. Este modelo de inversión pasa por un filtro de acuerdos inteligentes que unan al sector público y privado en un proyecto compartido que permita rentabilizar al máximo los recursos. En este sentido, debe haber una estrategia común para consolidar el destino, con los mismos valores para empresarios y Administración y el compromiso de ambas partes. Esto implica acuerdos para mejorar infraestructuras y servicios públicos, renovación de la planta hotelera y labores conjuntas de promoción.
Y es aquí, en la promoción inteligente, donde se encuentra una de las claves del futuro de nuestro destino. Este proyecto que me ocupa y preocupa implica una alianza público-privada que permita unir los recursos en marketing digital de instituciones públicas y empresas privadas para que ambas tengan la capacidad de desarrollar campañas más rentables y eficientes, centradas en enfocar los mensajes a cada tipo de cliente aprovechando para ello las herramientas de inteligencia artificial. Porque la era de Sol y Playa ha terminado. Este argumento por sí solo ya no tiene fuerza y no funciona, si queremos atraer clientes deberemos ofrecer argumentos únicos y relevantes para segmentos más reducidos que sean seducidos a través de una narrativa sugerente y una propuesta de valor significante. Y por suerte aquí tenemos mucho que ofrecer. Por eso se hace tan importante construir ese tejido de destino que interconecte a todos los actores que conforman la cadena de valor, nutriéndoles de información de los mercados origen con datos que puedan suministrar autonomía desde la venta directa. Ahora tenemos la oportunidad de decidir qué queremos ser de mayores y si verdaderamente queremos tomar las riendas de nuestro futuro controlando todos los factores que permiten que un cliente de cualquier ciudad europea se vea seducido por nosotros.
Es posible que viajar, tal y como lo conocíamos, no vuelva. Pero puede que sea mejor. Seamos creativos. Aprovechemos el tiempo y definamos una estrategia en línea con las directrices de la industria del futuro. Busquemos todos los atributos de destino y la forma de comunicarlos, invirtamos en formación y gestión de talento, en enfoques colaborativos, sostenibilidad y economía circular; apliquemos la innovación a las empresas de forma imaginativa, buscando el equilibrio coherente entre la escucha activa, la rentabilidad, la cultura de empresa, la relación con la sociedad, la valentía y la visión. Y centremos nuestros esfuerzos en la digitalización abrazando las nuevas herramientas de marketing inteligente para crear un destino incomparable.