La Indomable, una mujer atrapada por su pasado. Suéltame, pasado. Los estrategas del PP han patinado, recurrir a Les Luthiers (suéltame pasado) es de traca. Hijastros de sus predecesores, cuando los dirigentes populares suplican al pasado que los deje en paz rayan lo cómico, y lo trágico. Suéltame, Mariano. Suéltame, José María. Suéltame, PP. Han querido salir del lío cruzando la peor puerta, la del imposible, porque ni de la sombra ni del pasado puede huirse; al revés, el pasado nos hace, también cuando nos deshace. Somos los errores y aciertos que nos moldean como arcilla, despacio. Para lo bueno, y lo otro, este PP existe porque existió el inmediatamente anterior. Aquellos episodios fueron parte del camino, tramos del recorrido del partido que ahora apela a la inexistencia de su pretérito imperfecto, reivindicándose como una formación sin pasado, extraterrestre. El pasado nunca muere, ni siquiera es pasado -escribió Faulkner-. Quien repudia su historia denota que no quiere aprender de ella, y bien podría el PP demostrar algo más de madurez, reconocer, pedir perdón y comprometerse a no reincidir. Renegar de sí mismos denota un infantilismo prescindible, asemejándose al niño que cierra los ojos con fuerza cuando se asusta. Del pasado no se reniega, se toma nota. Quien afirma que el PP anterior a éste no existe siembra la duda de si, quizá, en el futuro nos cuenten que el PP de Casado tampoco existió; el recurso los sitúa en una realidad paralela semejante a la de Los Otros, de Amenábar. Si Aznar no existió Casado no existiría, claro que al innombrable no se le tose, no sea qué. No pareciéndome suficiente lo que pueda decir un tesorero despechado que negocia a golpe de entrevista o filtración (al menos mientras no demuestre lo que dice con documentos contables o pruebas sólidas), la reacción del PP está dando pena. El PP tiene muchísimas razones para hacer valer su pasado, que sus dirigentes actuales se afanen en eliminar el historial los empequeñece. El presente del PP empezó hace años, no se puede extirpar a la carta. Al pasado no se regresa para negarlo o borrar las pruebas, sino para reconocer, aprender, cambiar, regenerar y crecer. El PP, un partido atrapado por su pasado. Suéltame pasado, están gritando sus dirigentes, argumentario en mano. La receta de sus estrategas ha sido más cómica que política. El pasado nunca muere, ni siquiera es pasado.
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