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Perros especialistas rastrean a fondo la casa, el coche y el barco de Tomás

Los expertos advierten de que estas novedades pueden deberse a hechos sin trascendencia para el caso pero no se deja ningún cabo suelto; estos perros especializados en restos biológicos olfatearon ayer tanto la embarcación de recreo como el Audi de Tomás Gimeno
Retirada de la lancha del padre para su traslado a un hangar donde fue rastreada por los perros. Efe

Nada de conclusiones precipitadas porque, como advierten los expertos consultados, puede explicarse por hechos que finalmente sean del todo irrelevantes para saber qué ha pasado con las dos niñas desaparecidas en Tenerife desde el pasado 27 de abril.

Pero igualmente cierto es que no deja de ser una novedad que Junco y Bill, los perros especializados en restos biológicos llegados específicamente desde Madrid, señalaron hasta tres puntos ‘calientes’ en la residencia que el padre de las pequeñas, Tomás Gimeno (37 años) tiene alquilada en Igueste de Candelaria, y que es el último emplazamiento donde se vio a Anna y Olivia (de uno y seis años, respectivamente) aquel día.

El otro resultado de los tres registros llevados a cabo entre el pasado lunes y el martes en dicha propiedad, una finca de 2.000 metros cuadrados en el número 23 de la calle Cruz Colorado de la citada localidad isleña, fue la detección de una zona donde había tierra removida. En ambos casos, los guardias civiles asignados al caso tomaron muestras que ahora serán analizadas con esmero en un laboratorio adecuado a tal fin.

Hay que insistir. Puestos a elucubrar dado el secreto de sumario decretado por el Juzgado de Instrucción Número 3 de Güímar, que investiga el caso como un presunto secuestro parental, es fácil con dar explicaciones plausibles sobre la existencia de restos biológicos y tierra removida en una finca de las características descritas, pero la gravedad del asunto y el celo de la Guardia Civil, que no ahorra esfuerzos ni recursos para dar con las niñas, hacen que no se quiera dejar ni un cabo suelto que pueda ayudar a resolver estas desapariciones de alto riesgo, que ya se prolongan durante más de tres semanas.

Como se informó en la edición de ayer, los citados perros, llamados Junco y Bill y traídos específicamente desde el Servicio Cinológico y Remonta de la Guardia Civil con sede en El Pardo (Madrid), siguieron rastreando la pista de Anna, Olivia y Tomás pero con un escenario distinto, como son las instalaciones de la Guardia Civil en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Desde primera hora, los agentes retiraron del agua la embarcación de recreo con la que Tomás zarpó en solitario de la Marina capitalina aquella noche, y que apareció al día siguiente, vacía y a la deriva, frente a la costa del Puertito de Güímar.

Tras llevarla al hangar del que disponen en el propio puerto santacrucero, fue allí donde Junco y Bill hicieron su trabajo, para posteriormente hacer lo propio con el Audi de color blanco con el que Tomás llegó esa noche a las instalaciones portuarias.

Sobre el resultado de tales pesquisas nada ha trascendido por ahora, más allá de que no consta que se produjeran revelaciones de gran trascendencia para el caso.

En cuanto a nuevas actuaciones que cuenten con la presencia de Junco y Bill, se sabe que la estancia de estos dos canes, un pastor belga y un perro de aguas, se sabe que su estancia en la Isla estaba prevista hasta mañana, pero tampoco ha trascendido si su trabajo terminó con los rastreos de ayer en el puerto capitalino.

Resta recordar que en esa embarcación la Guardia Civil halló en un primer registro restos de sangre, que resultaron ser del padre, y se percató de que no llevaba ancla, así como que en el lugar en el que fue hallada la lancha, de unos seis metros de eslora, los equipos de rescate localizaron flotando en el agua una silla de retención infantil que la familia ha identificado como de su propiedad.

Dotados de un olfato extraordinario y con experiencia

Junco (en la imagen durante su paso por la vivienda de Tomás) y Bill no solo están especialmente adiestrados y cuentan con un olfato extraordinario, sino que han participado ya en casos similares al de las niñas.

Beatriz, la madre: “Esto es una tortura… Pero no podemos rendirnos…”

Beatriz Zimmerman, la madre de Anna y Olivia, dos niñas de Tenerife de uno y seis años de edad, respectivamente, y que están desaparecidas junto a su padre desde el pasado 27 de abril, hizo ayer un nuevo llamamiento a través de las redes sociales en el que pide que no se deje de “compartir imágenes” de sus hijas, a la par que reconoce no tener “fuerzas”. Esta emotiva misiva llega cuando ya son más de tres semanas desde la última vez que tuvo noticias de las pequeñas por última vez.


La madre volvió a utilizar como medio de comunicación directa con la ciudadanía un post publicado a través de la cuenta de Instagram @bringbackhomeannaandolivia en la que Zimmerman pide de manera continuada la colaboración de todos para poder volver a ver a sus hijas.


Tras recordar que son ya 21 días sin Anna y Olivia [23 días para el lector] y dar las gracias por el apoyo y ayuda recibida, Beatriz reconoce que acusa el tiempo transcurrido sin sus pequeñas. “Ya no me salen casi las palabras … yo también quiero desaparecer … ya no tengo fuerzas… esto es una tortura… Pero no podemos rendirnos… las niñas me necesitan y yo a ellas…”, se puede leer en su mensaje, cuya imagen acompaña a estas líneas.
Reconoce esta víctima del suceso que nos ocupa que, de toda esta situación, “lo que más me duele es pensar que no puedo saber cómo están… no poder hablar… no saber cuándo las voy a ver…”. Por eso, Beatriz vuelve a pedir a la población que no pare “de compartir las imágenes por todo el mundo” llamando a “la perseverancia y continuidad”. Porque, valora, eso “es lo que logra finalmente los resultados”.


La madre acaba su misiva pidiendo con un mensaje de ánimo a quienes la lean para pedirles que no se rindan y sigan compartiendo las imágenes. “De corazón les doy las gracias por seguir cada día compartiendo las imágenes por todo el mundo. Gracias Gracias Gracias”, cierra su última publicación en una cuenta en la que se pueden ver fotos y vídeos de las niñas para ser compartidos y que tengan una mayor difusión.

Beatriz, la madre: “Esto es una tortura… Pero no podemos rendirnos…”

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