
Judit Rolo salía de su casa, en Tíncer, con la mente en sus cosas. De repente, un coche pasa a su lado, baja una de las ventanillas traseras y un niño, sacando la cabeza, le grita “¡Enana!”. Judit no sabe dónde meterse. Otras personas que pasaban por el lugar se quedan con cara de circunstancia. Pero el coche sigue su camino. Dentro del mismo, al menos que la deportista lo aprecie, no hay reacción alguna.
“No sé ni la edad que tenía, diez, doce o trece, quizás. Tampoco supe ni cómo reaccionar”, reconoce Rolo que, con su talante, siempre comprensivo, destaca que llega a ver “normal” que un niño “pueda mirar con cierta curiosidad” pero no el lamentable incidente de ayer: “Me molestó la actitud de los padres, que se quedaron mirando después del grito. Cuando hay curiosidad les puedes decir lo que pasa, explicar las cosas con tranquilidad, pero esto fue un insulto. Es triste que esto pase”.
Judit tiene “muy claro” que son “una minoría ruidosa” pero el peligro es “que te coja en un mal día y te afecte mucho”. Por suerte, las muestras de apoyo fueron muchas: “Me han escrito muchas personas en redes sociales y yo lo puse en redes porque quiero que la gente pueda ver ese tipo de situaciones. Si puedo aprovechar para visibilizar esto, mejor”.
Lo único que desea Judit Rolo es que, aunque no fuera en el momento, los padres del menor le reprendieran por lo hecho, además de explicarle por qué eso no se puede hacer: “Espero que le hayan dicho algo al niño, no hablo de castigos, hablo de que pudieran decirle que no se puede insultar, hacerle ver qué pasa, porque solo así podemos avanzar en esto”.