Epi suma un cuarto de siglo vendiendo coches y no recuerda un periodo de tanta “inquietud” en el sector de la automoción. Desde las restricciones de movilidad por culpa del ‘bicho’; pasando por la crisis de los microchips que sacude a las plantas de automoción; hasta los cambios legislativos: a partir de 2023 las ciudades de más de 50.000 habitantes delimitarán zonas de bajas emisiones y ahora la Unión Europea anuncia que en 2035 prohibirá la venta de coches diésel, gasolina e híbridos. “El cliente está muy perdido“, advierte Epifanio Molina, comercial en Dimovil, el concesionario oficial de Mercedes-Benz en la Región de Murcia.
“Hay clientes que vienen diciendo que ellos no quieren un diésel, que prefieren un gasolina, sin saber que la medida afecta a los dos modelos“, expone este comercial, a modo de anécdota, para ilustrar que tanto Bruselas como el Gobierno de España deben hacer pedagogía sobre la nueva legislación que obligará a que sean de cero emisiones todos los vehículos comercializados en Europa a partir de 2035. “Hay mucha ignorancia al respecto”.
A esa ‘evangelización eléctrica’ habría que añadir una reclamación que ya se plantea al Ejecutivo central desde el sector de la automoción: incentivos para que el consumidor pueda acceder a los coches eléctricos, cuyo precio medio es de 41.571 euros, frente a los 27.954 euros que cuesta un gasolina, los 35.871 de un diésel o los 37.150 de un híbrido enchufable. Ignacio García, analista de mercado de automoción, subraya que “para descarbonizar el parque móvil, se requieren incentivos fiscales, como una exención temporal del IVA en los vehículos cien por cien eléctricos”.
Raúl Morales, director de Comunicación de Faconauto, la patronal de las asociaciones de concesionarios oficiales, también reivindica “desde planes de achatarramiento, que podrían estar vinculados a la adquisición de otro vehículo, a una reforma fiscal verde del automóvil, vinculada al uso, premiando a los vehículos que circulen en modo cero emisiones”.
A pie de concesionario, en Dimovil Murcia, la experiencia de Epi, como conocen con cariño sus compañeros a este comercial, de 45 años, apunta en la misma dirección: “El eléctrico va enfocado a un poder adquisitivo alto: de cada diez modelos que vendemos, seis son de combustión, tres híbridos y uno es eléctrico”.
El perfil del comprador de un Mercedes cero emisiones, es el de un cliente de 40 a 50 años, informado sobre la autonomía y características de este tipo de coches, concienciado con el medio ambiente, con un presupuesto de 48.000 a 55.000 euros, y que está interesado “en un segundo vehículo” para el “callejeo” diario. “Buscan ir al trabajo y desplazarse por la ciudad sin generar contaminación”.
Los datos del Instituto de Estudios de Automoción dan la razón al análisis que realiza Epi fruto de su dilatada experiencia. En el primer semestre de 2021, en España, se vendieron 11.405 coches eléctricos, frente a 20.428 híbridos, 187.106 diésel y 236.332 gasolina.
La estadística de Ideauto evidencia que el precio de los vehículos BEV (Battery Electric Vehicle) es incompatible con el salario mínimo interprofesional de los españoles: el último observatorio del Race refleja que un 35% de los compradores potenciales tienen un presupuesto inferior a 15.000 euros y solo un 25% llega a 20.000 euros.
Mismo coche, distinto precio
El consumidor no entra al concesionario con la expectativa de comprar un coche verde porque su nómina no le llega y no tiene incentivos: el Race alerta de que el 49% de sus encuestados cree que el Gobierno de España incentiva poco la renovación del parque automovilístico para reducir la contaminación. Las ayudas y ventajas fiscales son un pilar para combatir el elevado precio que presentan los automóviles de cero emisiones, debido a su mayor coste de fabricación: cada unidad supone 550 euros más, como mínimo, que una con motor de combustión interna.
Este sobrecoste en fábrica luego repercute en el precio que tiene el mismo modelo de turismo en el concesionario, en función de si es térmico o eléctrico. Valga como ejemplo el Volkswagen Golf, que se puede comprar por 26.254 euros, mientras que un e-Golf se eleva a 30.930 euros. De ahí que en el sector reclamen incentivos para que el objetivo de 2035 sea realista, ya que la tendencia del cliente ante un modelo similar, es optar por el más económico, en vez de por el menos contaminante.
“En Europa están proponiendo un cambio brutal, el parque móvil no se puede renovar de forma automática de combustible fósil a eléctrico”, critica José de la Cruz, presidente de Gretamur: el Gremio de Talleres de Reparación de Automóviles de Murcia.
“Debe haber un paso intermedio, hablamos de un horizonte de catorce años y la vida media de un coche es de ocho años, habría que empezar por rejuvenecer el parque con ayudas a vehículos gasolina y diésel para el cliente con menor poder adquisitivo”, reflexiona el presidente de Gretamur, la sectorial que aglutina a los concesionarios dentro de la Federación Regional de Empresarios del Metal de Murcia. “Un coche nuevo de combustión tradicional contamina mucho menos que uno viejo y en España los coches tienen una antigüedad media de doce años”.
De ahí que muchos consumidores hayan optado por otras alternativas mientras se aclara el panorama. Por ejemplo, la suscripción de coches. “Esto consiste en pagar una cuota mensual por el uso de un vehículo con todo incluido (seguro, mantenimiento, ITV…), con la flexibilidad de cambiar de coche si las circunstancias cambian, como ocurre en el caso de las restricciones de movilidad. Nuestras suscripciones, por ejemplo, están creciendo a un ritmo de un 200%”, explica Hans Christ, CEO de Bipi, una de las compañías líderes en este sector.
Dar salida al ‘stock’
El curtido empresario murciano José De la Cruz subraya que ahora mismo, en el sector de la automoción, la estrategia que se sigue no está alineada con el horizonte que plantea la UE de poner fin en 2035 a los coches de gasolina, sino que se trabaja en sacarlos del establecimiento: “Todo el mundo está centrado en dar salida a su stock”.
Este año, en la Región de Murcia, solo se han matriculado 9.659 coches nuevos y la previsión es tratar de alcanzar los 18.872 que se comercializaron en 2019 antes de que estallase la pandemia. Y estos anuncios de Bruselas sobre cambios legislativos no ayudan: “Primero dijeron que en 2040 se dejarían de vender coches de combustión y ahora lo adelantan a 2035, todo esto genera indefinición en el cliente”.
Estas dudas de los consumidores se notan hasta en las búsquedas de internet, según apuntan desde la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam): el comprador potencial antes tecleaba un presupuesto, una marca, un modelo y un sistema de combustión concreto, pero ahora prueba miles de combinaciones.
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