En los relatos de ficción (en los políticos, entre otros) uno de los recursos empleados para relanzar una historia es la técnica del reinicio, refrescar la trama con una inflexión, dando continuidad solo a algunos personajes y argumentos de las primeras temporadas de la serie o legislatura para, excluidos del reparto los actores que han perdido fuelle o audiencia, relanzar política u orgánicamente al gobierno y al partido. Pedro Sánchez, presidente, guionista, secretario general y director, llegó a la conclusión de que su relato necesita un reboot, girar la trama, incorporar otros protagonistas, situar en las primeras líneas a afines con perfiles más cercanos y parecidos a la gente de a pie. Más política. Menos marketing. Y, sobre todo, más partido, devolviéndole el espacio, la cancha, el peso y la decisión que el partido perdió -el aparato, los de la casa- cuando Sánchez sobrevivió al funeral que le organizó Susana Díaz. El reinicio que ha diseñado el presidente no termina aquí. La transición no acaba con las sustituciones ya anunciadas. Otras sorpresas están por concretarse en los diferentes niveles del Gobierno y, sin duda, en la estructura del partido (algunas se conocerán estos días u horas, otras aflorarán cuando el siguiente curso político eche a andar). La salida del omnipresente Iván Redondo constituye la principal pista sobre las intenciones del presidente. Outsider, figura ajena a la estructura del partido, el ministerio de ministerios que Redondo dirigía terminó por atascar el funcionamiento y las decisiones del Gobierno, restándole velocidad, estrangulándolo a ratos. Las luces verdes de quien ha sido mano derecha de Sánchez empezaban a lastrar el día a día de un Ejecutivo ya atascado por el exceso de departamentos y equipos que no siempre se llevan, entienden o coordinan bien. Al reinicio que tiene al país periodístico haciendo cábalas le faltan algunas incorporaciones, sin duda en el ámbito del Gobierno pero también -ojo- en la cabina de mandos del partido. De alguna forma, Pedro Sánchez tuvo que dejar de ser PSOE para ponerse al frente del PSOE, y ha sido ahora que se la juega con los ritmos de la recuperación económica cuando presidente y secretario general -uno y otro, ambos él- ha entendido que debe devolver al partido el peso y espacio que requieren las siguientes temporadas de su serie. Relanzar la historia. Refrescar la trama con una inflexión. El guionista parece tenerlo claro. Ha revolucionado gobierno y partido para sentar las bases del reinicio que refresque, acerque e incremente el contenido político de su relato presidencial.