tribuna

Verdes son las hojas de los árboles

La ampliación del Prat, el aeropuerto más verde de Europa según Puigneró, situado en un espacio medioambiental protegido, está más verde de lo que parece. Desde el PSOE se empeñan en decir que cumplirá con todos los requisitos exigibles por Bruselas, pero lo cierto es que, sin depender de su ubicación, esta obra contradice los principios de la transición ecológica, que consideran que estas infraestructuras deberían ser atemperadas más que potenciadas. Ya lo han manifestado los comunes de Ada Colau, Juantxo López de Uralde, portavoz de Equo, integrado en Unidas Podemos, y hasta los miembros de la otra parte de la coalición que han declarado abiertamente su desacuerdo, aunque luego se quede en nada. Es lógico, perderían a parte de su electorado verde si aceptan que esto también se puede poner en almoneda para salvar una silla.
Pero no se preocupen que nada malo va a pasar. Esta es una situación que resta fuerza a la posición independentista, ya sea de Junts como de ERC, porque para conseguir la unidad del bloque hay que contar también con la de los otros. Está claro que, para una parte muy concreta, tal vez la más interesada, París bien vale una misa, y no le importa vestirse un día con el traje del malvado que atenta contra el planeta con tal de conseguir los apoyos que necesita. Va a ser difícil encajar este proyecto dentro de los tres ejes principales del plan de recuperación que nos va a sacar de la crisis para meternos de lleno en el mundo de la modernidad, a saber: igualdad, transición ecológica y climática, y transición digital. No veo yo a Greta, que vino en burro de Lisboa a Madrid, después de su travesía atlántica en catamarán, aplaudiendo estas soluciones.
En Cataluña quieren tener un aeropuerto de país, un equipamiento centralizado que les libere de las dependencias de Barajas, como precisa un territorio que pretende demostrar al mundo la realidad de su autodeterminación. En este aspecto El Prat es clave, tanto como el tener cancillerías abiertas en todos los países, y si Europa le reconoce este derecho, por encima de las restricciones medioambientales, estará evidenciando el reconocimiento de su independencia. Esto que digo no es ninguna tontería, por ello se ha planteado esa necesidad imperiosa para que se la trague una ministra de Puertollano, cuya localidad, por ser puerto y además llana, reúne todas las condiciones para ser un buen aeródromo. Un aeropuerto es la puerta de entrada de un país, sin cortapisas ni dependencias de otras instalaciones, sin otros requisitos de control, la manifestación plena de la soberanía, que es lo que Cataluña está demandando desde el primer momento.
Una rama es verde y solo lo verde nos puede salvar de este desaguisado. Cuentan que Patxi se cayó por la ladera de un barranco y se quedó colgando de una rama. El cura al verlo dijo: “Gracias a Dios que te has salvado”, y él contestó: “Gracias a Dios no, gracias a la rama, que intenciones de Dios vistas eran”. Siento mucho que las legítimas pretensiones del pueblo catalán se vean frustradas por un asunto verde, que todavía no lo sé, pero es que no persiguen eso, sino otra cosa bien distinta. A las reuniones hay que ir con cinturón de castidad, porque a poco que te descuides te la meten doblada. Como decía una estúpida canción de Pepe Iglesias el Zorro: “Verdes son las hojas de los árboles, verde es el agua del mar, verdes son las cosas verdes antes de madurar”. Por lo visto, en esto de la negociación estamos todavía muy verdes

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