visiones atlánticas

El Prat y Fonsalía

Asegurar la movilidad es prioridad en las sociedades de la comunicación. Virtual, la sostenida en las redes y presencial, la que requiere infraestructuras de comunicación aérea, marítima y terrestre. Coincide en el tiempo la paralización de las obras del aeropuerto del Prat en Barcelona, para convertirlo en el segundo gran HUB español y la del Puerto de Fonsalía, en la costa oeste de Tenerife, como puerto de la provincia y Canarias, para impulsar el desarrollo económico conjunto de las cuatro islas occidentales. En ambos casos, no han sido infraestructuras improvisadas ni acuerdos apresurados. El Prat, dentro de sus planes sucesivos, tenía planificada esta ampliación hace más de 20 años y Fonsalía lleva 29 años concretando el futuro de su puerto, con Anteproyecto, Plan Territorial Parcial y Estudio de Impacto, que dejaron caducar en 2018, definiendo el futuro puerto, con el hoy Presidente del Cabildo, entonces alcalde de Guía de Isora. El Prat y Fonsalía se paralizan, apelando al factor medioambiental, ya incorporado desde su origen conforme a las legislaciones ambientales con normativa europea. La parálisis la producen los grupos de gobierno responsables, expulsando al externo su decisión, que socializan amparados en el factor medioambiental. En Fonsalía nos envía al futuro con una macroencuesta, con la política negada a decidir y que la respuesta social tenderá a diluir, dada la complejidad técnica de las opciones. Si no afecta el bolsillo individual, dicen que “la mejor opción es la que no se hace”. Todo proyecto tiene carga ambiental, que debe ser minorada y corregida, como así han hecho ambas iniciativas. En el Prat se produce el conflicto entre la parte del mismo gobierno PSOE, contra la opción Podemos a su interno, multiplicada por la imposibilidad catalana de ofrecer acuerdo alguno, luego de pactar el PSOE en Madrid con ERC. El resto de grupos políticos de Cataluña, Jxcat, en Comú y la CUP se desmarcan y todos en su lógica inversa culpan de la parálisis a Madrid. Analogía canaria con Fonsalía, entre el PSOE Tenerife, el Gobierno Regional y el Parlamento, contra la opción podemos que lidera el consejero de Transición Ecológica, Balbuena, cuya política de crecimiento cero es ajena a la de su gobierno. Solución, patada hacia el futuro, primera etapa dentro de un año, para repetir una operación realizada hace más de 20. El Prat conlleva una inversión de 1.700 meuros que induce 85.000 empleos, Fonsalía 300 que crean 9.000. Deben incorporarse en la Red Transeuropea de Transportes, el Prat lo está, donde operan como motor de desarrollo regional, de cohesión económica y social, Canarias como RUP, motor de la Canarias vaciada, en que se han convertido las tres islas verdes de la provincia. El diseño federalizante de las autonomías antepone el mando a las soluciones; la política a la economía, las nomenclaturas a la sociedad civil. Cuando los acuerdos no pueden ser al interno, se desplazan al futuro y hacia afuera. La componente medioambiental hace de comodín, legitimando la renuncia de la política a gobernar. Repiten el Prat y Fonsalía desnaturalizar el valor económico de los proyectos, defendidos por sus sociedades civiles, esenciales para las economías de Cataluña y de Canarias, su no ejecución será letal para ambas. El Anillo Insular, la terminal del Aeropuerto Sur y el Puerto de Fonsalía son base de la misma estrategia, esencial para el futuro de Canarias. El Prat bloquea su capacidad en 55 millones de pasajeros; mientras Madrid Barajas llegará a 100 millones, con la inversión de 1.600 meuros, que sí asume. Los Cristianos colapsado con más de dos millones, sin alternativas de acceso y plataforma costera, contra la mejor opción de Fonsalía, en centralidad, clima marítimo, movilidad y servicios. La obligación de crear “infraestructuras inteligentes”, debe encontrar unos políticos a su alcance.

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