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Se dispara la llegada de pateras antes incluso de que lleguen las calmas

Arriban a las Islas otros 340 supervivientes por la llamada Ruta Canaria durante el fin de semana, cifras que auguran más muertes y desatención durante la inminente ‘temporada alta’
Aunque la imagen es de archivo, en las pateras del fin de semana también llegaron bebés. Efe

Se anuncia otra catástrofe humanitaria en el Archipiélago, y además con fecha conocida. Sin que haya empezado la temporada de calmas en esta parte del Atlántico, que ahora es conocida mundialmente como la Ruta Canaria de las pateras y que lleva como divisa su alta mortalidad, durante el fin de semana que acabamos de dejar atrás arribaron a las Islas 340 supervivientes, aproximadamente, la gran mayoría de ellos el sábado pasado.

Fue desde la noche del pasado viernes y, sobre todo, en la jornada saturnina aludida, cuando fueron cerca de 300 los inmigrantes llegados en pateras o cayucos a Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura a través de la Ruta Canaria, tras ser auxiliados por Salvamento Marítimo. De ellos, dos tercios de los rescates se produjeron en el sur de Gran Canaria, donde llegaron entre la noche del viernes y la madrugada del pasado sábado cuatro cayucos con 186 inmigrantes.

El primer auxilio tuvo lugar sobre las 21.40 hora canaria del viernes, después de que se recibiera un aviso de posible embarcación a 9,6 kilómetros al sur de Maspalomas, y se trasladó a sus ocupantes, 21 hombres, 26 mujeres y 14 menores, al puerto de Arguineguín. En este mismo punto desembarcó al mediodía del sábado (sobre las 13:20 horas) otro grupo de subsaharianos (unos 50 según Salvamento Marítimo), que a primera hora de la tarde tuvo que ser auxiliado en el sur de la isla con 75 inmigrantes de dos cayucos, en uno de los cuales viajaban 17 mujeres y dos niños.

Por su parte, en Lanzarote, Salvamento Marítimo tuvo que rescatar la pasada madrugada (3:30 horas, aproximadamente) a 45 subsaharianos (de ellos 18 mujeres y seis menores) que viajaban cerca de la costa de Lanzarote. Todos ellos fueron trasladados al puerto comercial de Arrecife.

Y en Fuerteventura también tuvieron que ser auxiliados durante la jornada del sábado 46 inmigrantes (entre ellos 17 mujeres y dos menores) y que fueron desembarcados en Puerto del Rosario.

Por lo que respecta al día de ayer, Salvamento Marítimo igualmente rescató, al mediodía, a otros 40 supervivientes (todos hombres de origen magrebí y en aparente buen estado de salud) que navegaban en una patera a 16,6 kilómetros al sur del faro de Maspalomas (Gran Canaria), siendo desembarcados en el puerto de la cercana Arguineguín.

Precisamente será allí donde este año también volverán a producirse, para espanto de toda Canarias, las terribles escenas de masificación con los inmigrantes irregulares rescatados, dado que el Gobierno de España solo contempla en su plan vigente remedar la actual política europea de confinamientos en las Islas de la Unión, dándoles así un trato distinto y desde luego peor que si se tratase de territorio continental, como ya han demostrado los escándalos de Lesbos (Grecia) y Lampedusa (Francia).

Como es sabido, para el Ministerio de Migraciones que dirige José Luis Escrivá, basta con habilitar inmuebles militares en desuso (por inhóspitos que sean, como es el caso de Las Raíces) y que sean organizaciones no gubernamentales las que mitiguen el hacinamiento en los mismos.

Lo peor es que ahora llega la ‘temporada alta’ de los cayucos y pateras, que son unos meses de calmas en el mar que separa a Canarias de África. Lógicamente, son los preferidos para jugarse la vida en el mar de a quienes no les queda otra. Durante las del año pasado, los registros de la Ruta Canaria de las pateras alcanzaron hitos diarios propios de la hecatombe humanitaria anterior, llamada crisis de los cayucos, lo que alimenta el pesimismo sobre el devenir que nos espera este mismo mes, pero también en octubre y noviembre. Cabe recordar que, como fenómeno meteorológico que se precie, las calmas no tienen fechas fijas como si fueran las temporadas de rebajas, de tal modo que en unos años se adelantaban y en otros se prolongan hasta diciembre.

Para colmo, los yihadistas avanzan de forma imparable en el Chad mientras Guinea Conacry es ya un polvorín.

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