la palma

El buque Ángeles Alvariño volverá a las Islas para seguir la investigación del volcán

El buque oceanográfico del Instituto Español de Oceanografía, que realizó un intenso trabajo en la búsqueda de las niñas Anna y Olivia, sustituirá al Ramón Margalef
El buque del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Ramón Margalef en la costa de Tazacorte. DA

El buque del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Ángeles Alvariño relevará en los próximos días o semanas a su gemelo el Ramón Margalef en el estudio del volcán de La Palma desde el mar, según informó ABC.
Actualmente, a bordo del Margalef hay una gran plantilla de científicos de diferentes especialidades dirigida por el jefe de la campaña, Eugenio Fraile, que están trabajando sin descanso las 24 horas para hacer en primer lugar batimetrías del fondo marino, así como diferentes estudios y muestras del agua y de las especies marinas que habitaban en la zona antes de la llegada de las coladas al océano. Posteriormente se han encargado de monitorizar, estudiar y tomar muestras de los efectos del volcán desde el Atlántico, además de analizar la llegada de la lava y la nube de gases tóxicos que lleva consigo.
El Ángeles Alvariño podrá aportar nuevos dispositivos al estudio del volcán, al contar con aparatos de altísima sensibilidad y última tecnología que proporcionará nuevos datos para poder investigar. El equipo base de investigación continuará en el nuevo buque, mientras que el resto de la plantilla podría modificarse. Hay que recordar que el investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), Eugenio Fraile y su equipo llevan desde 2011 estudiando y monitorizando el volcán submarino Tagoro, que el 10 de octubre cumplirá 10 años de su erupción, con un esfuerzo de 28 campañas de investigación.
Este buque oceanográfico realizó un intenso trabajo que fue clave para resolver la desaparición de Anna y Olivia, secuestradas y presuntamente asesinadas y lanzadas al mar por su padre, Tomás Gimeno. Durante ese tiempo, con la ayuda de un sonar de barrido lateral y un robot no tripulado localizó y recuperó el cadáver de Olivia, dentro de un bolso lastrado a un ancla. El Juzgado de Violencia sobre la Mujer autorizó el cese de la búsqueda a finales de junio al entender que las labores dieron todos los frutos que la tecnología permitió y continuar era inabordable.
El equipo compuesto por cinco científicos del IEO apoyados por los técnicos del ROV y del sonar de barrido lateral, así como la tripulación del buque, trabajó incansablemente realizando el rastreo de un área de 250 km2, incluso a 2 km de profundidad.

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