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Los dos legados de Colin Powell

Grandes aciertos y grandes errores de un líder militar

Colin Powell, el general estadounidense de cuatro estrellas (retirado) que se convirtió en el primer secretario de Estado negro del país y presidente del Estado Mayor Conjunto, murió a los 84 años debido a complicaciones de la COVID-19. El pasado lunes, 18 de octubre, su familia daba a conocer la noticia del fallecimiento de un líder que dejó dos legados paralelos.

Hay dos formas importantes de considerar a Colin Powell tras su muerte. Por una parte, su huella en el país. Powell ayudó a dar forma a la política exterior y militar de Estados Unidos durante décadas, y su ruptura con el Partido Republicano, que se avecinaba desde hacía mucho tiempo, predijo el giro hacia una derecha radicalizada del partido en un momento de desinformación e insurrección.

Pero la reciente muerte de Powell, que se produjo por complicaciones de coronavirus mientras luchaba contra el cáncer que padecía, ha encendido el debate en Estados Unidos por parte de quienes fantasean con la ineficacia de la vacuna y han querido aprovechar la ocasión.

De inmigrante a estadista

Powell, un soldado convertido en estadista, nació en el seno de una familia de inmigrantes en el Bronx. Inspiró a los estadounidenses al convertirse en el primer afroamericano en alcanzar el rango de más prominente general de la nación, sus máximas diplomáticas y haber sido uno de los líderes más admirados y confiables, pese a sus errores.

El respaldo de Powell a Barack Obama en 2008, tras una carrera postmilitar republicana, fue un momento clave en la candidatura presidencial de Obama. El estilo de política moderada de Powell no tiene cabida en la atmósfera política actual y en el Partido Republicano de hoy. Si bien había servido en tres administraciones republicanas, Powell confesó después de la insurrección del 6 de enero de 2021 que ya no se llamaba a sí mismo miembro del partido.

Los fracasos de Powell

Fue Colin Powell quien, casi dos décadas antes, pronunció el discurso en las Naciones Unidas, basado en inteligencia incorrecta, respaldando la decisión de la administración de George W. Bush de invadir Irak para expulsar a Saddam Hussein, que solo estaba todavía en el poder porque Powell y otros optaron por no expulsarlo después de la primera Guerra del Golfo. 

Colin Powell se convirtió en un nombre familiar debido a las cuatro estrellas en su uniforme del Ejército y sus declaraciones icónicas sobre Irak. En la primera guerra de Irak en 1991, describió de manera famosa lo que Estados Unidos le haría al ejército iraquí que había invadido al vecino Kuwait: “Lo pararemos y luego lo eliminaremos”.

Tal bravuconería escalofriante, y la posterior victoria sobre el líder iraquí Saddam Hussein, lo convirtió en una de las figuras públicas más formidables y admiradas.

Una década más tarde, la imagen pública de Powell perdió algo de su brillo cuando apareció en las Naciones Unidas y señaló dos grandes pantallas de fotografías y dibujos satelitales, que mostraban instalaciones secretas, laboratorios móviles, camiones y vagones de tren. Argumentó enérgicamente que el mismo líder iraquí poseía armas químicas, biológicas y quizás nucleares que lo convertían en una seria amenaza, y la inteligencia reunida lo demostró.

“Dejar a Saddam Hussein en posesión de armas de destrucción masiva durante algunos meses o años más no es una opción, no en un mundo posterior al 11 de septiembre”, declaró.

Durante años, a Powell se le preguntó repetidamente sobre su discurso en la sede de Naciones Unidas, en un momento dijo que era una “mancha” en su historial y en otras ocasiones apareció a la defensiva, diciendo que muchos eran los responsables.

Marcado por la guerra de Vietnam

La catástrofe militar en Vietnam, guerra en la que participó Powell cuando era un joven oficial, marcaría su forma de pensar mientras ascendía de rango. Quienes lo conocieron dicen que estaba obsesionado por Vietnam, y que realmente trató de evitar las tragedias y errores de una guerra que, según el mismo Powell, no fue capitalismo contra comunismo, sino una guerra nacionalista.

Powell salió de Vietnam con una lección aprendida clave que daría pie a lo que se denomina Doctrina Powell, y que postula que Estados Unidos solo debería ir a la guerra como último recurso, con un objetivo claro y alcanzable y una estrategia de salida, con una fuerza abrumadora y un decidido apoyo nacional e internacional.

Como la mayoría de los que han vivido una guerra, y a diferencia de los que hablan sin saber, hay que evitar los conflictos armados a cualquier precio. Powell fue uno de los oficiales clave en la era posterior a Vietnam que ayudaron a reconstruir un ejército desanimado y plagado de drogas, tensiones raciales y reclutas que no querían formar parte de una vida reglamentada.

Ascenso en las filas

Bajo el presidente Ronald Reagan, Powell y otros continuaron su progreso militar, finalmente llegando a convertirse en el primer presidente afroamericano del Estado Mayor Conjunto, un puesto que ocupó durante el gobierno del presidente George H. W. Bush y el presidente Bill Clinton, oponiéndose en ese momento al servicio de personas homosexuales y lesbianas en el Ejército, siguiendo una larga tradición militar, que hoy en día ha quedado completamente obsoleta. Sin embargo, se mostró mucho más progresista en la defensa de la igualdad racial. Powell, cuyos padres se mudaron de Jamaica al Bronx, tenía raíces inmigrantes y vivió el racismo en el sur cuando era un joven oficial del Ejército. Muchos oficiales negros señalan a Powell como una inspiración y un modelo, incluido el actual secretario de Defensa Lloyd Austin, él mismo un oficial retirado del Ejército de cuatro estrellas y el primer afroamericano líder del Pentágono.

Colin Powell, será recordado como un líder cuyos aciertos y errores han cambiado la historia del mundo, la mayoría de las veces para mejor, y algunas, no tanto…

Frente a la muerte de un líder, una declaración canalla

Mientras el expresidente Donald Trump trata de ocultar sus numerosos problemas legales tanto en el ámbito civil como criminal, aproximadamente 24 horas después de la muerte de Colin Powell demostró, una vez más, que carece por completo de sentid o común. “Es maravilloso ver a Colin Powell, quien cometió grandes errores en Irak y, las famosas, las llamadas armas de destrucción masiva, ser tratado tan bellamente en la muerte por los fake news”, manifestó Trump en un comunicado oficial. “Espero que eso me suceda algún día. Fue un clásico RINO [Republican In Name Only], siendo siempre el primero en atacar a otros republicanos. Cometió muchos errores, pero como sea, ¡que descanse en paz!” El abismo entre la declaración de Trump y la de otros expresidentes sobre el fallecimiento de Powell es enorme. Tanto los expresidentes republicanos, como George W. Bush, como demócratas, como Bill Clinton y Barack Obama, expresaron sus condolencias por la muerte de Colin Powell y su admiración por el fallecido general. Pero no es de extrañar, la declaración de Trump debería recordarnos que este es un hombre exclusivamente preocupado por sí mismo, y sin ninguna capacidad de ver más allá. Sus declaraciones no solo demuestran la proverbial falta de clase de Trump, sino su desprecio hacia las Fuerzas Armadas: Powell fue un soldado muy condecorado y un hombre que entregó la gran mayoría de su vida adulta al servicio al pais. El hecho de que algunas personas aplaudan el troleo de un hombre muerto por parte de Trump es, quizás, su legado más tóxico.

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