La Comisión de Salud Pública ha dado luz verde este martes a la nueva estrategia que normalizará la covid a partir del próximo 28 de marzo, cuando se eliminarán las cuarentenas de las personas asintomáticas y dejarán de hacerse pruebas con carácter general.
Así lo han decidido finalmente los directores generales de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y de las comunidades en una reunión en la que han establecido que a partir de esa fecha las pruebas diagnósticas se centrarán en personas (mayores de 60, inmunodeprimidos y embarazadas) y ámbitos vulnerables (sanitarios y sociosanitarios), así como casos graves, en los que se focalizará a partir de ahora la vigilancia.
La nueva estrategia de seguimiento y control entrara en vigor el próximo lunes siempre y cuando los indicadores de utilización de servicios asistenciales se encuentren en nivel de riesgo bajo, han informado a Efe fuentes de este órgano.
Sin cuarentenas ni test covid
La otra gran modificación es la eliminación de la realización de pruebas de diagnóstico de la Covid-19 a nivel general. Es decir, ya no se harán cribados ni test Covid a pacientes asintomáticos y, como ocurre con otras dolencias, será decisión del médico determinar si hay que hacer PCR o no.
Ahora, la prueba de diagnóstico de la Covid se centrará en personas con factores de vulnerabilidad (mayores de 60 años, inmunodeprimidos y embarazadas), ámbitos vulnerables (sanitarios y sociosanitarios) y casos graves. La vigilancia se centrará en estos grupos. El diagnóstico de pacientes con síntomas leves compatibles con COVID-19 se realizará según las necesidades de manejo clínico del mismo.
Aun así, esta medida va a tener una menor repercusión, puesto que la venta de test Covid en farmacias sigue siendo posible y, aunque el médico no prescriba la prueba serológica, el paciente podrá comprársela en la botica y, si da positivo, su farmacéutico lo notificará al sistema.
Esta modificación afectará a medidores como la incidencia acumulada, pues si se criban menos positivos será más difícil calcular en qué momento se encuentra la expansión de la Covid-19. Esta fase de la gripalización debería de llevar consigo la nueva estrategia de vigilancia de salud pública, centrada en un sistema de vigilancia centinela; pero, como se quejan las CCAA, este modelo no llegará hasta enero de 2023.
Aun así, el Ministerio asegura que la decisión es la correcta y que la evolución de la pandemia se va a determinar gracias al análisis de los casos graves (los que terminen ingresados en un hospital o en la UCI).
Nuevas variantes
Esta decisión se toma mientras que el sublinaje BA.2 de Ómicron (la llamada variante silenciosa) apunta para convertirse en la cepa dominante en toda España.
Según los datos del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, a España le va a ocurrir lo mismo que al resto de países de nuestro entorno, donde ómicron ha dejado paso a su sublinaje.
Aun así, Sanidad considera que esto no va a ser un problema para la salud pública. “El riesgo asociado a este linaje se considera bajo para la población general y moderado para la población vulnerable”, argumentan en su última evaluación.
“La probabilidad de que BA.2 se imponga al resto de linajes circulantes en este momento se considera muy alta. Sin embargo, el riesgo de que este cambio por sí mismo genere un aumento en la transmisión se considera bajo”, esgrimen.