
El Gobierno de China ha negado este lunes que Rusia haya pedido equipamiento militar a Pekín para reforzar a sus tropas en la guerra en Ucrania y ha denunciado la “desinformación” vertida al respecto desde Estados Unidos.
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, ha resaltado que “la tarea más urgente es ejercer la contención y reducir la tensa situación en la guerra en Ucrania, en lugar de añadir combustible al fuego”, según ha recogido la cadena ‘CGTN’.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, también ha rechazado que Rusia haya pedido asistencia militar a Pekín, aduciendo que tiene un “potencial independiente” para continuar la ofensiva en Ucrania.
“No”, ha asegurado Peskov en rueda de prensa, antes de insistir en que la ofensiva “se está desarrollando de acuerdo con el plan y se completará a tiempo y en su totalidad“, según ha recogido la agencia de noticias rusa Interfax.
Fuentes oficiales estadounidenses citadas el domingo por el diario ‘The New York Times’ apuntaron que Moscú había pedido a Pekín ayuda militar y económica, en este último caso para hacer frente al impacto de la batería de sanciones anunciadas por países occidentales contra Rusia por la invasión de Ucrania.
Sin embargo, estas fuentes rechazaron describir qué tipo de armamento o ayuda estaba buscando Moscú para reforzar a sus tropas en la guerra en Ucrania y declinaron igualmente discutir cualquier tipo de reacción por parte de China a estas peticiones. Pekín ha pedido varias veces un acuerdo para poner fin a la guerra y ha criticado a la OTAN por su expansión hacia el este.
Las informaciones de ‘The New York Times’ fueron recogidas por Mijailo Podoliak, asesor de la Presidencia de Ucrania, quien dijo en su cuenta en la red social Twitter que “ante una extremadamente fallida operación terrestre en Ucrania, la reputación de Rusia no es nada” y cargó contra Moscú por “intentar buscar en otras partes la fuerza para destruir Ucrania”.
La guerra en Ucrania se intensifica
El último ataque ordenado por Vladimir Putin en la guerra en Ucrania y ejecutado a las 5.50 de la madrugada del sábado al domingo puede marcar un antes y un después en la guerra. Por varios motivos: no es sólo que haya acabado con la vida de al menos 35 personas y dejado 134 heridos. Lo que es determinante es que los 30 misiles disparados por el Kremlin esta madrugada han impactado a escasos 25 kilómetros de Polonia, país de la Unión Europea (UE) y miembro de la OTAN.
Y lo que es más importante, el objetivo alcanzado ha sido la base militar de Yavoriv, situada muy cerca de la ciudad de Leópolis. También conocida como el Centro Internacional de Seguridad y Mantenimiento de la Paz, que ha sido utilizado durante años por las tropas de la OTAN y el Ejército ucraniano en colaboración con las fuerzas de EEUU para realizar maniobras. Las más recientes en febrero, justo antes de que Putin diera comienzo a su ‘operación especial’ (el neolenguaje del Kremlin para no utilizar los términos “invasión” ni “guerra”).
“El ataque aéreo se llevó a cabo desde el mar Negro y el mar de Azov. Los aviones despegaron del aeropuerto de Saratov. En total, los ocupantes dispararon más de 30 misiles”, precisó Maksym Kozytskyi, esponsable de la administración estatal en la ciudad de Leópolis, en su cuenta de Telegram.
No obstante, señaló que el “sistema de defensa aérea ucraniano funcionó. Derribamos algunos de los misiles en el aire” y reiteró su llamamiento a los gobiernos de la OTAN: “¡OTAN, cierra el espacio aéreo de Ucrania! ¡Cierra el espacio aéreo de Ucrania o danos aviones militares!”