Había cierto temor a que la escultura del Padre Anchieta, expuesta a la intemperie lagunera y a la contaminación de los automóviles, pudiera sufrir algún tipo de daño al ser alzada desde el centro de la rotonda a la que da nombre. Sin embargo, el traslado de la imagen hasta los jardines del campus central de la Universidad de La Laguna (ULL) se hizo sin ningún tipo de contratiempo.
En torno a las diez de la noche comenzaron los trabajos con una grúa que lo alzó hasta la plataforma que lo llevaría hasta su actual ubicación, dentro de una armazón metálico para evitar cualquier tipo de daño. En la mañana de ayer, la escultura ya lucía en su nueva ubicación, y en la que permanecerá cerca de un año, el mismo tiempo que el Cabildo estima que tardará en concluirse la obra que ha obligado a su traslado, la del soterramiento de la TF-24 a su paso por la rotonda, y la construcción de una pasarela peatonal en altura. Cuando termine, el monumento al Padre Anchieta volverá a su ubicación original.
“Emoción” en el traslado del monumento al Padre Anchieta
El presidente del Cabildo, Pedro Martín, se felicitó porque el traslado de las siete toneladas de la escultura se realizara con total normalidad y avanzó que “confiamos en que en un año haya concluido una obra que aportará mayor seguridad a los peatones y ayudará a la descongestión del tráfico de la TF-5”. Para el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, la noche del martes fue “emocionante”, no solo por el respeto y devoción de los laguneros al Padre Anchieta, sino porque “se hace justicia con un entorno, un lugar complicado en el que se inicia una obra muy esperada en uno de los puntos negros de las entradas de la ciudad”.
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