La últimas investigaciones sobre Homo dibujan su complejo árbol filogenético. Descubrimientos ayudados con la datación paleomagnética, el espectrómetro de masas, la datación del uranio-plomo y la fauna e industria asociada. Las nuevas técnicas del ADN permiten rastrear el ADN mitocondrial (Gen Eva), que no se altera en trasmisión femenina y con el Cromosoma Y (YRN-Gen Adán), cuyo análisis en las actuales poblaciones permite cartografiar su evolución sobre la tierra. La dispersión de las lenguas complementa el mapa de la evolución de homo, descendientes de Evas de raza negra, en todas sus líneas filogenéticas. En los yacimientos sudafricanos de la Cuna de la Humanidad, en Terkfontein, científicos de Sudáfrica, EE.UU. y Francia (2022), mueven el árbol filogenético de homo. Con cuatro individuos de Australopithecus africanus, con antigüedad de 3,4-3,7 millones de años, un millón de años más atrás. Especie derivada y coetánea con Lucy, Australopithecus afarensis, encontrada en Etiopía hace 3,2 millones de años.
En la evolución homo tres sucesos esenciales, la adquisición de la bipedestación, hace 7 millones de años con Ardipitecus kadibba, la aparición del fuego hace 2 millones de años y la adquisición del lenguaje y las protorreligiones animistas hace 1,2 millones de años. No fue la bipedestación un elemento relevante en el avance evolutivo, al mantener durante 5 millones de años índices de encefalización no mayores de 1,5 cuando chimpancé tiene 1,2. Con el fuego dimos el salto cualitativo, al reducir el tiempo empleado en alimentarnos y ampliar la dieta omnívora y su digestión; pasando a encefalizaciones de 2. Y en un tercer salto cualitativo pasamos a cazar cooperativamente, gracias al uso del lenguaje y al simbolismo animista, con el cual adquirimos encefalizaciones de 2,4. Estas encrucijadas del uso del fuego 2 millones de años, la cooperación simbólica 1,2 millones de año y la aparición de Sapiens coinciden en cada caso con no menos de 6 especies de Homo, que Sapiens reduce a única hace unos 20.000 años, al vencer con las técnicas, el fuego, la alimentación, la cooperación simbólica, el lenguaje, la reproducción al implantar el incesto y la enfermedad.
En el árbol filogenético tres especies troncales, Australopithecus afarensis Lucy con 3,2 millones de años, de una especie que vivió 1,3 millones de años entre 4 y 2,7 millones de años; que abre la transición hacia las formas homo, luego de múltiples ensayos evolutivos. Homo erectus, que colonizó Asia, vive entre 2 millones de años y 0,1 millones de años, en 1,9 millones de años, se refuerza con el fuego, la caza cooperativa, el lenguaje y el simbolismo. Homo Sapiens se queda solo con la mayor encefalización de 2,9, descendiente de Homo Antecessor y es probable que sus primeras formas arcaicas puedan llegar a 0,5 millones de años, no los 0,3 millones de años documentados, como algún investigador sugiere. Dos fenómenos de Homo en la evolución, el “canibalismo” y la “hibridación”. Se lee el primero como perversión ideológica y religiosa, cuando está relacionado con los ritos animistas del grupo, y como mecanismo de refuerzo territorial y de guerra. Lo practicaron todas las especies de homo, como lo hace hoy chimpancé y alguna tribu perdida. En 1779, Cook fue comido en Haway y en 1809 los maoríes de Nueva Zelanda se comieron a los primeros colonizadores. En 1961, Michael Rokefeller, quinto hijo de Nelson, nieto de John D y vice de EE.UU. con Gerald Ford, fue devorado en la región de Assat, en la Nueva Guinea holandesa. Antropólogo con 23 años, cuya colección de objetos rituales de la tribu, puedes ver en el Metropolitan de Nueva York, en Central Park, posiblemente la causa caníbal. La hibridación entre especies y grupos homo se mantiene en todo el árbol filogenético. De manera que los cruces de especies y grupos se convierten en factor evolutivo. Los avances se producen con la violenta selección natural, y en homo, cultural con el tabú del incesto contra la endogamia que desploma la fertilidad. Somos la única especie que sobrevive.