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El infierno de un adicto a los videojuegos: “He jugado hasta 50 horas seguidas”

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido este año la adicción a los videojuegos en la Clasificación Internacional de Enfermedades
El infierno de un adicto a los videojuegos: “He jugado hasta 50 horas seguidas”

“Mi vida cambió por completo cuando descubrí el World of Warcraft“. Así de rotundo se muestra Manuel que ha preferido usar un nombre ficticio cuando se le pregunta por el momento en el que empezó a estar entre 15 y 18 horas diarias frente al ordenador. Manuel es un adicto a los videojuegos. Como buena parte de los jóvenes españoles, trabaja y vive con sus padres, a quienes intentó “contentarlos yendo al psicólogo” cuando tenía 16 años para acabar con su adicción.

El tratamiento que le pusieron consistió en prohibirle el acceso a cualquier tecnología, pero se lo “saltaba cuando me daba la gana”. Siete años más tarde, tras dejarlo con su pareja por este motivo y repetir un curso durante tres años consecutivos, este joven reconoce que sigue siendo un adicto a los videojuegos.

Manuel e Iñaki no se conocen. De hecho, puede que nunca lleguen a hacerlo. Pero ambos tienen en común el World of Warfcraft —o WoW, como se conoce en el mundo gamer—, un videojuego que ha atraído a casi seis millones de jugadores en el mundo, según la web Statista. A diferencia de los primeros juegos que salieron al mercado, en el WoW puedes comprar objetos con los que mejorar tu nivel.

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Se conocen como micropagos o loot boxes, y aunque el gobierno de España presumió de ser puntero en su prohibición, lo cierto es que tanto en Bélgica como en los Países Bajos, a diferencia de lo que ocurre en nuestro país, ya no es posible realizar este tipo de pagos. En este sentido, Iñaki advierte que él no ha invertido dinero, pero sí tiempo: “Le dediqué una cantidad de tiempo brutal, y no me importa decir que ahora me arrepiento“.

Por sus palabras se puede intuir que Iñaki ya no se pasa horas y horas jugando, como hacía de los 13 a los 16 años. Lo achaca a que quizás no tenía control parental. De hecho, es de quienes opinan que “la solución pasa por ponerle un control a un chaval que no es capaz de tenerlo a esa edad”. Este joven jugaba con sus “amigos de barrio”, pero cada uno lo hacía desde su casa. Al igual que el 26,4% de los estudiantes que juegan en línea y podrían tener un problema de juego alarmante, según el último Informe sobre Adicciones comportamentales, publicado en 2020 por el Ministerio de Sanidad.

Cuál es el perfil

“Chaval” es quizás la palabra que mejor defina al prototipo de adicto a los videojuegos: “Suelen ser adolescentes que han desarrollado una fobia a las relaciones interpersonales reales y se refugian en un mundo virtual”, apunta el psicólogo sanitario especialista en adicciones y director de la Fundación Hay Salida, Antón Durán. Sin embargo, esta definición no coincide del todo con los testimonios recabados por este periódico.

Comencemos por los aspectos en los que sí coinciden con Durán. Sin duda, se trata de “chicos y no chicas”, como han comprobado en el Centro Adcom, incluido en el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, donde atienden a personas con trastorno por juego y otras adicciones comportamentales: “Llevamos tres semanas abiertos y de los quince diagnosticados como adictos, todos son hombres“, reconoce el psiquiatra Ignacio Civeira con las fichas de los pacientes en su mano.

Es cierto que no todos ellos consideran que tengan un problema a la hora de mantener relaciones sociales, pues tienen un grupo de amigos y pareja. Pero en algunos casos los videojuegos les han alejado de su círculo más cercano: “En el momento no percibía que estaba dejando a mis amigos de lado“, rememora Carlos, que también ha preferido no dar su nombre real.

“Yo tenía una pareja y no me apetecía quedar con ella porque eso me iba a quitar tiempo para jugar”, confiesa Miguel, al que no le importa no ocultar su identidad. No era así cuando estaba tratando de dedicarle menos horas a los videojuegos: “Me daba mucha vergüenza decir que tenía una adicción. Hasta que conseguí salir no le di la razón a mis amigos y mi familia”.

Y la pregunta del millón, ¿cuál es el juego que capta tanto su atención? En tres de los cuatro entrevistados se repite el World of Warcraft y el League of Legend. Aunque más allá de los nombres, todos coinciden en que se han “enganchado” a los conocidos, por sus siglas en inglés, como CORPG, que son aquellos videojuegos que se caracterizan por su carácter competitivo.

Un hospital sin videojuegos

Tanto Miguel como Iñaki fueron capaces de dejar su adicción por su cuenta. Este último asegura que uno de los motivos de su desintoxicación fue que empezó “a hacer ejercicio”. El doctor Civeira también apunta a este tipo de alternativa como salida a esta adicción: “Buscar entretenimientos que no sean tecnológicos, es decir, que no te lo den todo ‘masticado'”. 

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