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Campus África reúne por primera vez a la familia Mas Bargués en sus jornadas docentes

A los catedráticos de la Universidat de Valencia y expertos en Medicina Tropical de la OMS, Santiago Mas y Dolores Bargués, se suma su hija Cristina, investigadora de envejecimiento saludable
Campus África reúne por primera vez a la familia Mas Bargués en sus jornadas docentes
Los expertos en enfermedades tropicales Santiago Mas y Dolores Bargues posan con su hija Cristina, investigadora de envejecimiento saludable. Sergio Méndez

La quinta edición de Campus África que se celebró recientemente en Tenerife contó en su elenco de conferenciantes con la familia Mas Bargués. A la habitual participación de los eminentes catedráticos de Parasitología de la Universitat de València, expertos en Medicina Tropical y consultores de la OMS y la FAO, Santiago Mas Coma y María Dolores Bargués, se unió en esta edición su hija Cristina Mas Bargués, investigadora en terapias antienvejecimiento y salud.

Licenciada en Farmacia y profesora ayudante doctor del departamento de Fisiología de la Universidad de Valencia, Cristina forma parte del Grupo de Investigación en Envejecimiento Saludable. “Lo bueno es que ellos me introdujeron en el mundo de la investigación”, resaltó, aunque tras convivir con dos expertos en enfermedades tropicales “yo prefiero la salud y curarlas, las enfermedades no son lo mío”. Aboga por promover la salud y el envejecimiento, “un campo que cada vez tiene más importancia, que preocupa y afecta a todos. La población está envejeciendo muy rápidamente, no solo en el primer mundo, lo que supone un gasto elevado para los sistemas sanitarios”.

“Las personas mayores se hacen cada vez más dependientes y la fragilidad de esa población puede prevenirse si se cogen a tiempo diversas patologías. La clave es añadir vida a los años, no alargar hasta los 120 años”, destacó.

En esta línea, las terapias con células madre, se han puesto de moda por su aplicación en deportistas de élite, son capaces de restaurar los tejidos. Sin embargo, Mas recordó que “tienen sus ventajas pero también ciertos inconvenientes. En el caso de las personas mayores dichas células no son capaces de dividirse, por daño acumulado” y no pueden reparar tanto los tejidos. Otro campo de investigación se centra en las vesículas extracelulares -permiten la comunicación intercelular de proximidad- y a diferencia de las células madre ofrecen la facilidad de “controlar la dosis que se introducen en el paciente, además de ser más estables y no ofrecer rechazo inmunológico”. En un estudio en ratones a los que aplicaron vesículas de individuos jóvenes “comprobamos que su fuerza aumentó”.

De este modo “podemos prevenir la fragilidad y lograr que una persona mayor sea capaz de hacer las actividades cotidianas de forma individual como levantarse de la cama, ducharse, comer, lo que supondría no depender de otra persona. Ese el objetivo, envejecer de la mejor manera posible y comprimir esa morbilidad y dependencia a los últimos meses de la vida”, afirmó.

Y ademas “con 50 o 60 años, en los que todavía estás activo y con buena salud, es el momento de actuar trabajando en la prevención, evitando que las enfermedades físicas o neurológicas aparezcan, pues la fragilidad, la demencia, el alzehimer o el parkinson, se pueden prevenir”.

Santiago y Dolores observan con orgullo a su hija. Santiago Mas Coma, es catedrático de Parasitología de la Universidad de Valencia, miembro de la Academia Nacional de Farmacia, presidente de la Federación Internacional de Medicina Tropical (IFTM), experto de la OMS y director del Centro de Referencia FAO en Parasitología y enfermedades zoonóticas. Mientras que María Dolores Bargués Castelló es catedrática de parasitología de la Universidad de Valencia, directora de la Unidad de Biología Molecular, experta de la OMS en transmisión de la Fascioliasis, miembro del Centro de Referencia FAO en Parasitología y enfermedades zoonóticas y primera presidenta de la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional.

Para Santiago, “la gente mayor es la que está más interesada en invertir en todos estos procesos para que podamos vivir más”. Por su parte, Dolores reconoció que en el primer mundo “sobre todo quieren vivir sus últimos años con calidad, evitando la dependencia”. Sin duda, “es importante mantener a la población mayor activa, necesitamos su sabiduría y experiencia. Deben estar activos, con capacidad y lucidez para que nos sigan ayudando”, recalcó.

Con más de 30 años de intensa trayectoria investigadora centrada en patologías tropicales y ‘olvidadas’ que afectan a millones de personas en países subdesarrollados, supone una contradicción que el primer mundo esté trabajando en cómo vivir mejor los últimos años de vida, cuando en los países más pobres piensan en cómo sobrevivir cada día. “Las enfermedades infecciosas fueron las causantes de que la gente muriera en anteriores décadas mucho antes, pero poco a poco la sociedad y la sanidad va avanzando y estamos consiguiendo medicamentos, vacunas, etc., que hacen que aumente la esperanza de vida”, prosiguió. “El problema es que a mayor longevidad se abre un campo nuevo para la salud, aparecen enfermedades relacionadas con el envejecimiento que antes no eran consideradas un problema”, señaló Santiago. Además “no se había planteado la interrelación que hay entre enfermedades parasitarias o víricas y como nos pueden afectar o alterar el envejecimiento”.

Dolores Bargues ha dirigido durante seis años la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional hasta su relevo en primavera. “La especialidad tiene un potencial increíble en España. Están vinculados todos los especialistas en enfermedades infecciosas, víricas e importadas. Tenemos expertos que trabaja en brotes de ébola, malaria, zika, dengue, esquistosomiasis, leishmaniasis, fascioliasis, la fiebre de Crimea-Congo o ahora la viruela del mono. El Ministerio contó con nosotros para elaborar una serie de protocolos de manejo clínico y diagnóstico”, destacó Bargues.

Globalización

Desde los años 80 del siglo han alertado del peligro de estas patologías, su salto al primer mundo y la llegada de una pandemia global. “Además del cambio climático y la tropicalización del clima, hay que pensar sobre todo en la globalización y la facilidad de transporte. Antes una enfermedad era típica de un país o continente y hoy en día podría viajar y propagarse muy rápidamente a través de los humanos, las mercancías, los alimentos, las mascotas o los vectores (mosquitos, caracoles, garrapatas, etc). Quizás ya no se podrían denominar enfermedades tropicales porque lo que antes veíamos como un problema en los trópicos ahora lo tenemos en España y otras zonas templadas”, destacó Bargues.

Santiago Más es presidente de la Federación International de Medicina Tropical. Cuestionado por las causas de la falta de control de tantas patologías y la escasa inversión y empeño en erradicarlas, reconoció que “tenemos una situación de emergencia en varias enfermedades. El cambio climático es indudable e irreversible, lo que sí podemos hacer es paliarlo y debe ser la prioridad número uno. Pero para eso necesitamos no solo palabras sino hechos, y los responsables hacen poco. Si queremos que los mandatarios se pongan manos a la obra la sociedad debe ejercer presión”.

Además lamentó que “estén surgiendo problemas que frenan los cambios, tras la pandemia del coronavirus y su crisis, ahora está la guerra de Ucrania y la subida de los combustibles. El posible corte de gas de Rusia podría suponer volver a usar carbón que, por sus gases nocivos afectaría mucho a la atmósfera”.

Más recordó que “nos hemos centrado en el coronavirus, que todavía no ha finalizado y hay subvariantes como Centaurus que hay que vigilar” ya que presenta más mutaciones y podría ser hasta 18 veces más contagiosa. Pero se mostró “pesimista a corto plazo sobre el control de la viruela del mono porque los casos no paran de subir cada día”. “Está repartida por todos los continentes y es considerada pandemia a nivel mundial por su evolución”. Subrayó que “gracias a dios le gente no muere, pero el monkeypox ha mutado y se han incrementado los casos. Es un problema, por eso se transmite fácilmente entre humanos”.

En cuanto a la investigación en tratamientos y vacunas, Dolores Bargues puntualizó que “no es lo mismo una enfermedad causada por un virus o una bacteria, que las causadas por parásitos. Desgraciadamente las enfermedades parasitarias no tienen ninguna vacuna que funcione al 100% para uso humano. Se está luchando hace muchos años en la vacuna contra la malaria y la que se ha logrado tiene una protección baja, pero si lo comparamos con el SARS-CoV-2 enseguida sacaron vacunas”, recalcó. “Los parásitos como organismos eucariotas son mucho más complejos y han desarrollado muchas estrategias para escapar a la respuesta inmune del hospedador. Por tanto, nos llevan muchos años de ventaja”, finalizó.

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