visiones atlánticas

Territorio atribulado

Causa verdadera pesadumbre ver las derivas de la gestión urbanístico territorial, que ilustramos con el diferencial de Tenerife. Donde no es posible encajar en tiempo ningún proceso con sus leyes y normas de aplicación. Traduce inseguridad jurídica que impide definir plazos de inversión y su dimensión económica. Ocasiona la desertización del empresario local, tanto más cuanto menor es su dimensión y la huida de iniciativas fuera de las islas. El sistema anglosajón de analizar en base al “caso”, permite ver los conflictos que lastran su gestión y ejecución. Se tarda mucho más en definir, proyectar y tramitar una actuación que en ejecutarla, hasta 20 veces más. Al tiempo que las derivas perversas del sistema, se han trasladado también a la ejecución y puesta en servicio de las iniciativas. Se ha perdido la finalidad política de dar servicio al ciudadano, con la ley a su atención. Toda esta maraña administrativa tendría alguna razón si mejorara el producto, la realidad es que lo empeora, cuando no lo impide. Empiezo con el caso del Puerto de Fonsalía, en Guía de Isora, desplazado a un incierto futuro sin ofrecer alternativas, con Podemos y Nueva Canarias en contra, el PSOE dividido entre Cabildo y Transición Ecológica, y todas las Islas menores a favor, como lo está la sociedad civil de Tenerife. Por localización, clima marítimo y soporte en tierra, es la mejor opción, imprescindible en apoyo de las islas verdes vaciadas y del equilibrio de movilidad regional y europeo. En Adeje la iniciativa Cuna del Alma, en el Puertito, es una oferta turística de nueva generación, llamada a ser modelo y referente de calidad para las marcas “Costa Adeje” y “Canarias”. Será un revulsivo para rescatar del olvido y deterioro el Sitio de Interés Científico de la Caleta, espacio protegido desde 1987. Apareció el atribulado equipo verde de La Tejita, a colocarse aquí ante las palas y allí sobre las grúas, contra operaciones que llevan más de 20 años de gestión, para iniciar sus no improvisadas iniciativas. De manera que mucho más tiempo, es el ingrediente natural que debemos añadir en Tenerife a cualquier iniciativa emprendedora. Donde no existe una estrategia de isla socialmente aceptada, sin una sensata colaboración público privada, que los de la “biblia climática” demonizan. Los políticos viven encadenados a la burbuja de la opinión pública, reaccionando a sus estímulos. Como vemos con el Circuito del Motor, en Granadilla, con más de 30 años para arrancar. Al margen de las fuerzas del marketing, ofrece un diseño solo mantenible enchufado al presupuesto público, que trae malparadas las cuentas del Cabildo. Diseño erróneo que también acompaña a la gestión de los montes públicos, donde el problema no está en apagar el fuego, sino en cuidar las forestas en ciclo anual, en colaboración con los agentes privados. Las alarmas se desplazan al Norte, en la Orotava. En la tramitación del Plan Rector del Teide, donde la Consejería de Transición Ecológica, huyendo de las dificultades que nos pone a todos, se salta el procedimiento de Evaluación Ambiental, optando por el simplificado. Y no es menor cuando anuncia contenidos del PRUG que restringen casi todo. Análogo modelo aplicado al cuidado de las forestas, ajeno al plan que dice protegerlos y al servicio ciudadano que les obliga. En prensa la publicación de la tortuosa lectura del anuncio del Ayuntamiento de la Orotava, sobre el Proyecto de Compensación del Plan Parcial Sector Las Arenas, de su competencia exclusiva, situado entre el casco y la autopista. Luego de más de 15 años de trámite en esta fase, se deniega en un procedimiento que manifiesta lo absurdo de leyes, normas y sus interpretaciones, que deciden complicar todo al infinito y que debieran haber resuelto políticos y funcionarios municipales. Su obligación es resolver, no liar. Pesadumbre de Tenerife.

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