Lo ha reconocido el propio presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Abel Caballero: “El Gobierno está haciendo una aportación sin precedentes a los ayuntamientos”. No es para decir que se han resuelto todos los problemas, pero es evidente que las quejas han disminuido y que los debates sobre la financiación de las corporaciones locales han perdido virulencia y hasta interés. ¡Quién lo iba a decir! Cuando la situación era tan preocupante, a raíz de la pandemia, y empezaron a menguar los recursos como consecuencia de una merma de ingresos procedentes de algunas fuentes, resulta que han ido sucediéndose medidas que han favorecido, desde luego, la superación de la crisis que se cernía y que también la notarían los ayuntamientos. En efecto, en la última Comisión Nacional de Administración Local (CNAL), que volverá a reunirse en octubre, los Fondos Europeos, el aumento de las entregas a cuenta, la compensación de las liquidaciones de 2020 y el uso de los remanentes totalizan una aportación que antes no se había conocido. Alcaldes y ediles de Hacienda deben estar contentos o, cuando menos, sentirse menos agobiados. La redistribución de estos recursos les ha liberado, cuando menos parcialmente, para afrontar reajustes presupuestarios y disponer de mayor liquidez. Se oye poco ya de aquellas tensiones de tesorería que maniataban a depositarios y a los ediles que debían afrontar los compromisos de sus respectivas áreas. Algunas cifras concretas conocidas tras esa reunión de la CNAL, sirven para acceder a una visión más globalista. La asignación de fondos europeos, de alrededor de veinte mil millones de euros, a la que suma la posibilidad de utilizar casi trece mil millones de remanentes, produce un cierto desahogo para cumplir con los compromisos adquiridos y los reconocimientos de créditos. A esas cantidades hay que agregar la compensación de la liquidación negativa de 2020 (un importe de cercano a los tres mil quinientos millones de euros; y el incremento de un 3 % en las entregas a cuenta, con lo que puede hablarse de un montante sin precedentes. De acuerdo con los planes del ministerio de Hacienda, la participación de las entidades locales en los tributos del Estado, aumentará el año próximo un 3 %, otra buena noticia para el municipalismo, especialmente para quienes aún tendrán que elaborar y aprobar sus presupuestos generales. Será precisamente en el próximo ejercicio cuando se calcule la liquidación de 2021 que constituirá un segundo ingreso que, una vez incorporado, hará acrecer la financiación de los ayuntamientos en 2023 un 5 %, alcanzando un volumen cuantificado en veintitrés mil treinta y cinco millones de euros, mil cien millones más que en 2022. “Estamos ante la mayor financiación de la historia”, ha llegado a decir la ministra María Jesús Montero. La tasa de referencia para los gobiernos locales es un superávit del 0,1 % del Producto Interior Bruto (PIB), una décima por debajo de la calculada en el denominado Programa de Estabilidad, lo que abunda en ese mayor margen de gasto y de inversión, tal como valoramos anteriormente. En cuanto a la deuda de las entidades locales, que superaba los veintidós mil millones de euros al cierre de 2021, (equivalente al 1,8 % del PIB nacional, se sitúa por debajo del objetivo de deuda pública que se había fijado para 2021 en el 2 % del PIB. Es la menor, según Hacienda, en veintisiete años. Ahora, con estos considerados, lo que hace falta es administrar bien. Se trata de no despilfarrar sino de saber priorizar los recursos.
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