La Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del IES Guaza (Arona) denuncia “nuevos incumplimientos” de la Consejería de Educación respecto a los plazos para finalizar la obra del centro que sustituirá al conocido popularmente como instituto de los barracones, que se construye actualmente en Cho-Parque La Reina.
Las obras debían haber finalizado en enero de 2020, pero permanecieron paralizadas después de que la empresa constructora, Proyecon Galicia S.A., solicitara una modificación del proyecto y una revisión al alza del presupuesto.
Los trabajos avanzan -así lo reconocen desde el AMPA, que confirma la presencia de “algunos obreros más”-, pero no al ritmo que permita cumplir con los nuevos plazos comunicados desde el Gobierno de Canarias al AMPA.
“Después de años de retraso, nos dijeron que en junio ya estaría acabado, después septiembre, luego noviembre… Estamos hartos de que nos mientan a la cara”, aseguró ayer a este periódico una de los miembros de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos. “No hay derecho lo que están pasando los niños”, señaló, en referencia a las deficientes instalaciones de los módulos prefabricados.
“Estos días de lluvias, los profesores han tenido que quitar agua para dar clases hoy” (ayer para el lector), subraya una de las portavoces del colectivo de padres y madres. Asegura que “el tiempo pasa y los niños y niñas siguen mojándose cada vez que llueve, las tuberías continúan reventando y todo se cae a pedazos”.
El Instituto de Enseñanza Secundaria Guaza, donde estudian más de 500 alumnos e imparten clases alrededor de 70 profesores, es el único centro construido con módulos prefabricados que permanece abierto en la isla de Tenerife.
El estado de las instalaciones, que se inauguraron en 2002 como una solución provisional para afrontar la grave carencia de plazas escolares en la comarca sur, ha generado numerosas protestas y movilizaciones en los últimos años por parte de alumnos, padres, madres y profesores.
Aseguran que el suelo se mueve al caminar, las paredes vibran, el agua de la lluvia se filtra a las aulas y obliga a suspender las clases. Además, las tuberías de los baños se revientan, se han caído lámparas y cuando sopla el viento con fuerza las chapas de los techos han llegado a despegarse, con el consiguiente riesgo para la integridad de alumnos, profesores y empleados.