El CD Tenerife logró la primera victoria de la temporada con total merecimiento, pero se tuvo que fajar y ensuciarse el mono de trabajo para derrotar al colista de la categoría, el Real Racing Club. Tras una dubitativa primera mitad, el equipo se rehizo en la segunda y marcó el único gol del partido Borja Garcés, que después de tener tres o cuatro clarísimas, acertó de la manera menos ortodoxa. Precisamente fue la falta de puntería la que condenó al Tenerife a sufrir al final de un partido en el que Ramis acabaría alineando a tres canteranos al mismo tiempo.
La primera parte estuvo muy abierta y el juego resultó muy dinámico. Empezó mejor el cuadro local, pero sin crear ocasiones claras, más allá de un contragolpe finalizado por Mo Dauda que evitó que acabara en gol Parera. Eso ocurrió en el 20, mientras que tres minutos después atrapó de nuevo Parera un disparo cruzado de Garcés.
Pero con el paso de los minutos fue creciendo en el partido el Racing, especialmente con las incorporaciones de Mboula por el carril derecho, quien encontró facilidades defensivas en Nacho. Unas cuantas aproximaciones peligrosas metieron el miedo en el cuerpo a la parroquia local, pero el Tenerife supo reaccionar a tiempo.
Garcés se convirtió en el jugador más peligroso chicharrero en esa fase del duelo. El punta apareció, descargó y ofreció soluciones en ataque al equipo de Ramis. También falló. Una muy grave en el 32 en un mano a mano ante Parera. Poco después, en el 38, el colegiado invalidó un gol de los blanquiazules tras rematar con la cabeza y de manera impecable Gallego. Visto por la ‘tele’, el tanto está bien anulado por un claro fuera de juego.
Garcés se quedó tocado por la ocasión clara que falló y volvió a errar ante el meta racinguista cuando le cayó un balón en el empeine preparado para ser fusilado. A pesar de los fallos, Garcés ya se era el jugador más peligroso de los locales.
El final del primer acto quedó marcado por el indulto que el colegiado le aplicó a Moreno, quien entró de manera salvaje a Garcés. La acción, una entrada con los tacos por delante y con un exceso de fuerza, se saldó con amarilla, pero era merecedora claramente de roja directa. Así acabó la primera parte.
La segunda parte comenzó de la misma manera que acabó la primera: con un error de definición clamoroso de Garcés. Pase de Gallego desde la izquierda, fuera de su zona, hacia el corazón del área cántabra. Allí recibió el 9 blanquiazul y su buen remate lo paró de manera inexplicable el meta visitante. Garcés se desesperaba, pero la afición local le reconoció con una ovación su derroche físico y sus buenas intenciones.
Pero la insistencia en el fútbol, a veces, tiene premio. Y Borja se lo llevó en el 55. Sacó desde atrás Sipcic con un balón largo a la espalda del lateral y Waldo echó un sprint para llegar a soltar un buen centro que fue rematado con la zurda y de manera poco ortodoxa Garcés, entrando al final la pelota llorando. Fue la vez que peor remató, pero la que entró. Las cosas del fútbol.
Los locales pasaron a jugar al contragolpe y así, a continuación, se originó otra clara oportunidad de gol para el ‘Tete’. Tampoco acertaron los arietes blanquiazules, incluido Garcés, que estaba en todas.
A Waldo se le acabó la gasolina en el 66 tras ser determinante en la segunda parte. Pidió el cambio por calambres. Lo relevó Teto, mientras que también apareció en escena Appiah, que debutó al salir el propio Waldo.
En la recta final se sumó otro canterano. David ocupó el puesto de lateral zurdo y se fue al banquillo Sergio. Ni los más viejos del lugar recordaban cuándo fue la última vez que el Tenerife jugó con tres canteranos.
El equipo acabó sufriendo por no haber matado el partido y por tener tantas caras nuevas jugando al mismo tiempo, pero se acabó logrando lo que se buscaba: la primera victoria de la temporada.