El traficante Andrew Carter Thornton II murió tras, presuntamente, saltar de un avión y no abrirse su paracaídas. Llevaba encima 30 kilos de cocaína, que en ella época tenía un valor de unos 14 millones de dólares, recuerda hoy El Español.
Un oso se topó con la droga y la curiosidad acabó con su vida. Un cazador lo encontró tiempo después en el bosque nacional Chattahoochee (en el estado de Georgia). A su lado, había un gran paquete de cocaína abierto.
El hombre no denunció el extraño hallazgo pero sí lo comentó a sus allegados, que se encargaron de correr la voz, hasta que llegó a oídos de la Policía. Así. la Oficina de Investigación de Georgia acabó descubriendo el cuerpo del oso el 20 de diciembre.
No obstante, la cocaína no estaba junto al cuerpo del animal, tal y como había asegurado el cazador. Todo apunta a que alguien se la llevó. Nunca se supo qué fue de ella: si se la llevaron para consumo propio o fue vendida.
Volvamos al oso. Las autoridades tenían la duda de si el consumo de la droga había sido la razón de su muerte. El informe forense lo aclaró poco después: “Su estómago estaba literalmente lleno de cocaína”. De hecho, el médico que realizó el citado documento aseguró que “no hay un mamífero en el planeta que pueda sobrevivir a eso”.
Entre las diferentes causas de la muerte del oso, el forense indicó que podía ser una hemorragia cerebral, insuficiencia respiratoria, hipertermina, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca o accidente cerebrovascular.
Según señalan en la revista estadounidense Slater, el oso, que apenas pesaba 80 kilos, murió en 20 minutos. El médico forense jefe del Laboratorio Criminalístico del Estado de Georgia estimó posteriormente que el torrente sanguíneo del oso habría absorbido alrededor de 3 o 4 gramos de cocaína en el momento de su muerte.
Una orgullosa atracción
El desafortunado oso de la cocaína (o también apodado como Pablo EskoBear) acabó siendo disecado y pasó por una variedad de propietarios. Según los informes, uno de ellos fue el cantante de country Waylon Jennings.
Al final, Pablo Eskobear ha acabado como atracción turística en el centro comercial Kentucky Fun Mall en Lexington. En 2016 se convirtió en toda una celebridad tras aparecer en un anuncio de televisión que se volvió viral.
Ahora, en el centro comercial venden toda una serie de productos de merchandising del oso —como camisetas, gorras, llaveros o incluso pendientes— y, según su página web, se puede visitar al oso de la cocaína de lunes a sábado de 10 de la mañana a 6 de la tarde y los domingos de 11 de la mañana a 6 de la tarde.
La increíble historia del oso de la cocaína también será llevada al cine próximamente. Elizabeth Banks será la encargada de dirigir el largometraje bajo el título de Cocaine Bear. La película está prevista que se estrene en abril de 2023 en España.