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Y jode el mago

Científicos, profanos, agoreros y medios de comunicación (que son los peores agoreros) están provocando al Teide, viendo desprendimientos que siempre han existido y elevando a la categoría de anormal lo que es normal. De vez en cuando, los científicos hablan de ramilletes de sismos, lo cual a mí me alarma; y entonces empiezo a comprar compulsivamente agua y latas de caballas, no sé por qué, porque si el volcán pasa por mi casa, ¿de qué me sirven el agua y las latas de caballas? Por otra parte, flaco favor se hace a la industria turística anunciando catástrofes inciertas y debo recordar a quienes corresponda que nosotros vivimos del turismo. En mi contra, hay quienes dicen que es preciso tener preparada a la población por si ocurre algo, con lo que la población –y yo soy parte de ella— tendrá que estar de por vida preocupada. Y es que los científicos, los profanos, los agoreros y los medios de comunicación (que son los peores agoreros, como dije al principio) me parecen propensos a la reiteración, que es el sinvivir. Es bueno escuchar al mago, campeón de las reiteraciones. La frase “y jode el mago” no es un invento mío ni de nadie, sino que viene dada porque al rural le encanta repetir siempre lo mismo; y si ve desprendimientos en el Teide lo dirá mil veces, acabarán produciéndose y quedaremos todos in sepulto. Bueno, quería desembucharlo porque yo cada vez que se publica una noticia del Teide que no sea sobre sus retamas y sus tajinastes, paso página. A mí no me jode nadie a estas alturas. A los periodistas siempre nos ha gustado anunciar una catástrofe, somos los seres más cenizos del planeta. Al Teide, de excusión, cuando quieran; y cada vez menos porque sufro mal de altura.

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