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Los médicos de familia piden cambiar el modelo para reducir la alta presión

Están “agotados” y la “sobrecarga” de trabajo produce una “gestión ineficaz”; abogan por evitar la frecuentación y las citas no urgentes
Amparo Gómez y Gustavo Moreno, representantes de Socamfyc.
Amparo Gómez y Gustavo Moreno, representantes de Socamfyc. DA

La Sociedad Canaria de Medicina de Familia y Comunitaria (Socamfyc) celebrará hoy, en la Facultad de Ciencias de La Salud de la ULL, su trigésima jornada, en la que abordarán, a través de micropíldoras, diversos asuntos de interés, entre los que destacan la salud mental, la ecografía en el riesgo cardiovascular, la bioética en la Ley de asistencia a morir o la eutanasia, los cuidados paliativos, la importancia de la comunicación en la relación con el paciente, de la actividad física, el VIH, el cáncer de cérvix o la desprescripción en mayores.

El presidente de Socamfyc, Gustavo Moreno, y la vicepresidenta, Amparo Gómez, abogaron por introducir “un cambio de modelo en la Atención Primaria” para reducir la alta presión asistencial. Asimismo, reiteran la necesidad de que “los altos gestores” de Sanidad “tomen decisiones acertadas” para reducir unos problemas que pasan por “la falta de personal, la mejora de las infraestructuras, la dotación de herramientas para desarrollar adecuadamente el trabajo, el acceso a las pruebas complementarias y descargar de tareas burocráticas”, pero otorgando a sus profesionales de una “mayor participación y proactividad” en la toma de decisiones para ser “protagonistas y abordar el cambio de cuestiones organizativas”, sobre todo en la “eficiencia en el tratamiento a los pacientes crónicos”.

Recordaron que los centros de salud están compuestos por “equipos multidisciplinares”, donde hay que dar valor también a la figura de la enfermera o del administrativo, donde hay que “formar equipos de trabajo y unidades de atención familiar”, para, de forma coordinada, “ser capaces de atender a los pacientes” en un mismo día. Aseguran que “parte de la ineficiencia” se debe a la alta frecuentación”, es decir, al alto número de veces que los pacientes vienen al ambulatorio, y eso “acarrea una altísima presión asistencial”.

Para disminuir la misma, propusieron “organizar bien las tareas de seguimiento de los pacientes” y “ser capaces de ordenar la demanda”, en referencia a “los pacientes sin cita que nos hacen mucho daño”, sabiendo diferenciar “los que no pueden esperar, porque es urgente”, y los que pueden ser remitidos a una cita posterior.

El colectivo se encuentra “agotado”, y “el agobio, el estrés y la sobrecarga” produce una “gestión ineficaz” de los recursos. Reconocieron estar “en un bucle que nos come” y, cuantos más pacientes vemos, “es más difícil ser eficiente”, un problema antiguo, pero que se ha agravado con la pandemia de la COVID.

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