tribuna

Ojalá González

Ahora que se celebra el cuarenta aniversario de la victoria socialista de 1982 vuelve la figura de Felipe González, controvertida en los últimos años, por mor de que el tiempo y las circunstancias lo cambian todo. Sergio del Molino ha escrito un libro titulado Un tal González, que aún no he empezado a leer (tengo tantas cosas pendientes), y se ha destapado una pequeña polémica, afortunadamente corregida, porque Alfonso Guerra, jefe de campaña en aquellas elecciones, no fue invitado al acto de Sevilla, y, en consonancia, algunas tímidas añoranzas han salido a la luz sin que sean participadas por la dirección actual de los socialistas. Más bien el acto de Sevilla parece una reparación, una revisión de conciencia de los pocos que sienten que se ha cometido una injusticia con el personaje que más aportó a la consolidación de la democracia en España. Lo digo porque el entusiasmo parece restringido a una generación que hoy ejerce su recuerdo desde la nostalgia y no comparte la teoría de que la necesidad hace virtud, y menos aún que la radicalización que conlleva el giro ideológico de los últimos tiempos no ha sido provocada exclusivamente por lo circunstancial como nos quieren hacer ver. Coincidiendo con todo esto, hoy publica El País un brillante artículo de Javier Cercas, Contra Felipe González, donde expresa lo que muchos pensamos y pretende ser más una queja que un homenaje. Creo que los escritores somos más serios e independientes a la hora de hacer el retrato de la actualidad relacionada con la historia, que no es otra cosa que fabricarla de una manera objetiva. Al menos nos mueve la sinceridad y la pertinencia, cuestión de la que adolece el relato político tan en boga, que tiene como distintivo más destacable la oportunidad, por no decir el oportunismo. Dice Cercas que la generación que ahora nos gobierna mira más a sus abuelos, que hicieron la Guerra Civil, que a sus padres, responsables de la Transición. Parece un mantra eso de la demolición de lo que se ha dado en llamar el Régimen del 78, como si con eso quisieran relacionarlo malintencionadamente con la herencia del franquismo. Pero dice más: se refiere a la debilitación del sistema democrático, haciendo una referencia a un verso de Bob Dylan donde asegura que “quien no está ocupado en nacer está ocupado en morir”, haciendo alusión a que cuando desatiendes a lo que tiene la obligación de crecer estás provocando su debilitamiento y su desaparición. Algo de esto estamos sufriendo, aunque yo creo que es recuperable, el día que nos sentemos a reflexionar en cómo hemos sido capaces de llegar hasta aquí. Por el momento la realidad supera a los deseos de Cercas y de tantos otros que denunciamos, a contrapelo, una situación insoportable. Es muy difícil luchar contra los que fabrican los argumentarios cada mañana, los que no tienen tiempo de pensar en otra cosa y están inmersos en unas urgencias que no coinciden con las extremas necesidades de una mayoría que cada vez se aleja más de sus apoyos auténticos. No me sorprende leer a Cercas diciendo estas cosas. Cebrián también lo hace de vez en cuando y yo me siento identificado con ellos, a pesar de saber que ninguno de los tres estamos en la onda. Cada día estoy más convencido de que estamos incluidos entre los que marcamos el paso, que son los otros los desacompasados, esos que le dicen al que lo marca: “Mi sargento, creo que es usted y el resto de la tropa los que no lo llevan”. Confío en que este recordatorio a Felipe González no sea la puntilla para acabar con el recuerdo de un personaje clave al que se le entierra con los debidos honores. Hoy se publica una foto con exministros de aquella época. Hay muchas ausencias que reducen el acto a una remembranza de minorías obsoletas. A unos los entierran y a otros los desentierran. Forma parte de la estrategia para intentar salvar el pellejo. No se dan cuenta de que están ante la historia viva, construyendo el sumario por el que serán juzgados en la crónica definitiva, la que ya ha empezado a escribirse sin que se den cuenta. Enseguida comenzaré la lectura del libro de Sergio del Molino, quizá ahí encuentre mayores motivos para darle la razón a Cercas cuando habla de la originalidad estúpida de encontrar más valores en la Galatea que en el Quijote. Recomiendo que lean su artículo, es muy interesante. Abstenerse radicales de todo tipo.

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