Se abrió la campaña electoral, municipales y autonómicas de mayo 2023 y generales de diciembre. Solo con el ahínco electoral que muestran deberíamos tener elecciones anuales para que otro caso nos hicieran. La situación política deriva de la nacional, condicionada por Europa y la globalización. Lo que no evita que a nivel local ofrezcamos respuesta. El Gobierno autonómico se sostiene hoy en una coalición de izquierdas, de cuatro fuerzas. El PSOE-25, Nueva Canarias -5, Podemos- 4 y ASG-3, 37 contra 33 de la oposición, de CC-PNC-AHÍ, 20, PP-11 Y Cs -2.
Canarias ha ofrecido una estabilidad política sostenida sobre una mesa de tres patas, dos nacionales y una autonómica, que en geometría variable han venido gobernando Canarias. Ahora estamos gobernados por una sola pata y pequeñas fuerzas, con un sistema electoral con la isla de referente , ahora escorado hacia la provincia oriental; producto de la singularidad del sistema canario de los tres equilibrios. Novedad en Canarias, donde no había sido posible gobernar sin la conformidad de dos de las tres patas. La descomposición del marco político español, con la pérdida de referencia de la nación y de la economía, ha producido el efecto de dispersión de los marcos electorales. Efecto que se incrementa en Canarias, con un sistema electoral donde la isla es prioritaria. Nadie gana si no se vende bien en su isla. No debe por ello asombrarnos ver en medios las respuestas a la supervivencia. Singular el caso herreño, donde se desmarcan de CC una nueva fuerza, AE x el Hierro, de David Cabrera, escisión de AHÍ. A su vez, la renuncia de Narvay Quintero como presidente, cargo que ocupará Javier Armas, que se presenta al Cabildo, mientras Narvay lo hará al Parlamento. Ambos bajo la tutela de Tomás Padrón, al modelo del PNV y dispuestos para cualquier pacto. Llegados al extremo, el modelo a emular es el de Casimiro en la Gomera. Que en Tenerife encuentra réplica en la plataforma de escucha de ciudadanos, Tenerife en Marcha. Quienes identifican a la isla como la más desfavorecida en el equilibrio inversor regional y nacional. Argumento al que no es ajeno ninguna otra de las fuerzas políticas con representación en la isla.
El juego de las desigualdades remeda las deslealtades nacionales, que priman al rebelde y nos han conducido al enfrentamiento de todos en un juego de suma negativa. Se sostiene sobre una sociedad civil deficitaria y clientelar, que prioriza su posición partidaria sobre la ciudadana. El modelo Casimiro no se improvisa, al estar construido en un largo periodo de tiempo y con soporte en ayuntamientos y sociedad civil. Decía Giulio Andreotti (1919-2013), primer ministro de Italia siete veces, sobre la política española, que está ausente de “estilo, toque y sutileza”, contraria a la grandeza de la clase política manca finezza. Lo que exigiría mayor atención a la solución de los problemas de todos.
Se juega en Canarias como en España, por elegir entre la opción de apostar entre el sistema del todo subvencionado, o por aquellos que prefieren la libertad de emprender. Canarias es una economía de “acelerón y frenada”, cuando van mal las cosas van a peor y cuando mejoran se aceleran. Una economía dependiente de España y de la UE, obligada a consolidar un modelo de economía, sobre un régimen económico y fiscal estable y de largo recorrido, que nos provea de seguridad jurídica en el tiempo. Mientras tanto gestionar el terremoto electoral, con los partidos aplicados en sus tribus, en el marketing y la supervivencia.