Circula una fotografía de la reunión del G 20 en la que, según se dice en el pie, están discutiendo sobre el misil caído en Polonia. Aparecen Biden, Scholz, Macron y un Sánchez en segundo plano, que parece primero, todos atendiendo a lo que dice uno que está de espaldas. Indudablemente la imagen es lo suficientemente explícita para indicar que el personaje importante es el que no se ve. Si la foto hubiera sido sacada desde el lado contrario estarían todos mostrando el reverso menos el que habla. ¿Quién es este hombre misterioso que parece acaparar la atención del resto? Se trata del primer ministro británico Rishi Sunak. Una foto dice más por lo que oculta que por lo que muestra. En este caso, más que el retrato de unas personalidades que quieren dejar constancia de su presencia, lo que se explicita es dónde se halla la centralidad de la conversación, en qué lugar se focalizan las miradas de los intervinientes. De cualquier manera los efectos del cliché, benéfico para quien lo sea, se han diluido inmediatamente desde que la OTAN ha dado carpetazo a lo del misil supuestamente ruso que hoy se admite como ucraniano. Como dice Vicente Vallés una noticia tapa la otra y la supuesta gloria del documento gráfico de Bali se ha quedado diluida por la polémica de la ley del solo sí es sí. Parece que aquí andamos más preocupados por lo que puede ocurrir con Podemos y el pacto de Gobierno que con la amenaza de un conflicto global por mor de un misil mal tirado. Hay un payaso empeñado en asumir su protagonismo, como si estuviera en el circo, sin darse cuenta de que en la pista se le presta más atención al que se juega la vida en el trapecio o en la jaula de los leones. La ley del solo sí es sí se contrapone al no es no que dio origen a la presente legislatura. Parece que aquí todo se resuelve con adverbios monosilábicos. Así que la foto ha quedado en nada, Marlaska ha desaparecido de los titulares con el asunto de Melilla, Sánchez ha tomado un respiro en el debate de la sedición/malversación, Ayuso ha acordado con los médicos el final de la huelga en urgencias, y todos ellos han sido sustituidos por una Irene Montero que acapara la noticia. El asunto durará hasta que Tezanos hace pública una encuesta donde el PSOE saca 4 puntos al PP, se hunde Vox y hay un crecimiento de Podemos, o de Yolanda Díaz, que viene a ser lo mismo, con el permiso de Pablo iglesias. Tezanos, como la regla, viene cada mes a revolucionar la normalidad y nosotros nos hemos acostumbrado a que llegue arrasando, sin un támpax que echarnos a la mano. Poco más se puede contar que no esté contenido en el manual de resistencia. Otra vez nos vemos introducidos en el sin novedad señora baronesa que va desgranando las hojas del calendario de la incertidumbre. Mayo cada vez está más cerca y a noviembre le queda un año escaso. La Aemet anuncia catástrofes climáticas cada día, aunque aquí, como decía la canción, tenemos seguro de sol. ¿Se acuerdan de cuando el eslogan era que disfrutábamos de un clima eternamente primaveral? Pues ahora eso es malo. Ya no nos hace falta porque el turismo ha pasado a ser un enemigo envenenado. Por eso las plataformas de activistas nos advierten de que atentamos contra la biodiversidad y los de la transición ecológica les hacen caso. En un baile de letras caso y caos vienen a ser prácticamente lo mismo. No saben ustedes la cantidad de “casas terreras” que se pueden construir con tantas “tejitas” salvadas de la quema. Todo sigue igual pero más cargado de bombo. Para qué cambiar si así nos va de puta madre.