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El cocinero acusado de asesinar a su jefe en Canarias no lo recuerda: “Vivió una película”

Federico Antonio E.M., de 62 años, ha manifestado al tribunal que sufre problemas mentales, entre ellos, amnesia disociativa, y que en esos días estaba al borde del suicidio
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El cocinero acusado de asesinar a su jefe en Canarias no lo recuerda: "Vivió una película". Imagen de archivo (DA)

El cocinero acusado de asesinar de dos cuchilladas en el cuello a su jefe el 1 de agosto de 2019, en Lanzarote, ha afirmado este lunes ante un Jurado de la Audiencia de Las Palmas que se siente muy arrepentido y que le pesa en la conciencia lo que hizo, pero que no recuerda lo que ocurrió porque lo vivió “como una película” que le estaba “horrorizando”.

En la primera sesión del juicio, el procesado, Federico Antonio E.M., de 62 años, ha manifestado al tribunal que sufre problemas mentales, entre ellos, amnesia disociativa, y que en esos días estaba al borde del suicidio, bastante “descontrolado” y llevaba tres meses sin tomar su medicación, pero ha recalcado que “nunca planeó la muerte de Rachid”, su jefe, ni esperó a que estuviera de espaldas para atacarle como sostienen las acusaciones.

Según ha explicado, los hechos ocurrieron en el restaurante situado en Puerto del Carmen poco después de llegar, a las 13.50 horas, como todos los días, si bien le llamó la atención ver al dueño tan pronto y limpiando el local, que se enfadó y le insultó llamándole “maricón”, porque pisó el suelo mojado. Entonces, se fue a la cocina, se apoyó en un mostrador y cogió el cuchillo.

El procesado asegura que a partir de ahí no recuerda lo que pasó, pues sintió que estaba viendo una película que transcurría en la selva y entre juncos, en la que “alguien surge del agua y ataca por detrás a un hombre que estaba de espaldas con una metralleta”.

En la escena que dice haber vivido en su mente, ese hombre “coge con una mano por la cabeza al otro y le corta el cuello con un cuchillo para que no haga ruido”. Y Federico Antonio E.M. ha contado al Jurado que ese hombre, el del cuchillo, tenía que ser él.

En el instante en que propinó la primera puñalada a su jefe dice haber sentido un dolor “inmenso en el costado” de la caída que había sufrido en el restaurante al resbalarse en el suelo mojado.

Del segundo corte en el cuello que dio al dueño del local, ya herido y en un callejón, por donde intentaba huir, ha indicado que probablemente lo hizo porque vio a una persona que estaba sufriendo y sintió que tenía acabar con ese sufrimiento, pues ha explicado que se crió en el campo y era lo que se hacía con los animales.

De la huida de su jefe del restaurante y de cómo llegó al callejón, donde lo volvió a degollar, ha señalado que solo recuerda “colores volando y una voz que le decía tira el cuchillo y siéntate en las escaleras”.

El procesado ha explicado que se encontraba en “en un momento extremo, de depresión y nervios”. Le habían contratado hacía nueve meses para media jornada pero trabajaba once horas al día, con la promesa de ampliarle el contrato y mejorar sus condiciones laborales, pero no se cumplió nada de lo que le prometieron.

La relación con su jefe no era buena y empeoró a partir de una discusión porque los productos para cocinar procedían del banco de alimentos, pero pese a ello ha asegurado que su intención nunca fue matarle y que tratará de pagar a la viuda y sus hijos la indemnización de 100.000 euros que se le reclama.

El acusado se enfrenta a una condena de 19 años y medio de cárcel, según la pena que propone el fiscal Javier Jiménez, quien considera que concurre la atenuante de anomalía o alteración psíquica, que también reconoce la acusación particular, si bien esta eleva a 24 años y medio la pena por entender que hubo ensañamiento.

La defensa, sin embargo, califica los hechos de homicidio con agravante de superioridad y en el que concurre la atenuante de dilaciones indebidas, además de una eximente incompleta debido a la enfermedad mental de su cliente, por lo que reclama inicialmente una condena de cinco años de prisión.

Asimismo, la letrada ha pedido la nulidad de las actuaciones, aunque no la suspensión del juicio, al alegar que su cliente no había podido declarar con anterioridad, una cuestión que ha sido rechazada por el presidente del tribunal, Pedro Herrera, por extemporánea y por infundada, y que el fiscal ha considerado como una maniobra para “enfangar” la vista oral, lo que ha apoyado también la acusación particular.

El abogado de oficio José Luis Sáez representa a la viuda y sus tres hijos menores.

El juicio continuará este martes con la declaración de los testigos, ha indicado el presidente del tribunal.

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