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Interés por un cuento

Una editorial sudamericana se interesa por un cuento mío, El vuelo 0110, que tiene un argumento muy interesante. La tripulación de un avión comercial que vuela hacia Canarias se ve incapaz de contactar con las torres de control de las islas y con el Control Canarias y cuando le queda el combustible mínimo para aterrizar se enciende de repente la flecha luminosa que señala la vertical de Los Rodeos. Por unos instantes las islas desaparecen de todos los radares y los controles de Casablanca y Sevilla, que sí están operativos, no se explican lo sucedido. Ayer lunes, en este periódico, el comandante Juan Reyes, jubilado en la compañía Air Europa, contó cómo vio bajo su avión, a la altura de Vigo y volando desde Nueva York a Madrid, una nave inmensa, con la forma aproximada de Gran Canaria, cuya presencia nadie supo explicar. La tripulación técnica de un avión de Iberia que volaba tras el suyo también observó el enorme platillo. Juan sostiene que los pasajeros del avión de Malaysia Airlines que desapareció en su ruta entre Kuala Lumpur y Pekín en 2014 regresarán algún día y que el aparato fue absorbido -quizá el verbo habría que cambiarlo- por una nave gigantesca, similar a la que él vio. Estamos hablando de un enorme Boeing 777, con 239 personas a bordo, entre pasajeros y tripulación. Cuyos teléfonos móviles seguían sonando horas después de ocurrido el incidente. Juan Reyes sostiene que existen edificios en la cara oculta de la Luna y que el hombre no ha regresado allí -que se sepa- porque a las grandes naciones no les interesa contarlo: ya están. Juan es especialista en investigación de accidentes y comandante con 27.000 horas de vuelo. “Si ellos nos quisieran hacer daño ya lo habrían hecho”, dice, convencido: “Está claro que vienen en son de paz”.

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