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El ángel a derribar

La ley 20/2022, que llaman de Memoria Democrática, se sostiene en varias falsedades históricas. Califica la Constitución de la República de 1931 bajo el sello de “avanzadas reformas políticas y sociales, interrumpidas por un golpe de estado”. Blanquea la república que dio pie a la “guerra incivil”. Deslegitimada desde su aprobación, a decir del constituyente socialista Jiménez de Asúa, luego presidente de la República en el exilio de Buenos Aires (1962-70), como “constitución de izquierdas”. Que no votó el presidente Niceto Alcalá Zamora ni 94 diputados de las derechas. No fueron democráticas las elecciones de febrero de 1936, cuenta Álvarez Tardío en 1936 Fraude y Violencia (2017), y Niceto Alcalá Zamora en Asalto a la República- Enero Abril 1936, cuando el Frente Popular sustituyó en la primera vuelta al gobierno Portela. En un clima de “fraude y violencia inclinaron el escrutinio a favor de las izquierdas”.

El Congreso, el 7 de abril, destituyó ilegalmente a don Niceto, por Manuel Azaña. Fraude electoral, violencia desatada, huelgas, quema de iglesias, pistolerismo, negación de la constitución y la ley, revancha de la revolución de octubre del 34, promovida por el PSOE y la UGT de Largo Caballero e Indalecio Prieto. Revolución bolchevique que repetía la de 1917, émulo de la rusa; con la participación de Largo Caballero y Besteiro, en ambas encarcelados y amnistiados. En la de 1934 las izquierdas no aceptaban que gobernara la CEDA, que ganó las elecciones de 1933. Histórico del Pacto del Tinell de 2003, donde el PSC, ERC, y la ICV, con el apoyo luego de ETA, negaban gobernar al PP. Construyen la Ley de Memoria con ”carácter reparador del pasado republicano”, burlando la Ley de Amnistía del 77, soporte de la Constitución del 78. Ganar la guerra regresando desde el futuro. El asesinato de Calvo Sotelo, jefe de la oposición por la escolta de Prieto, precipitó la guerra el 18 de julio, en una sociedad sin ley llevada a los extremos. Conocer la historia en la obra de Gabriel Jackson, Hugh Thomas, Stanley G. Payne, Paul Preston, Santos Juliá, Villa García. La distopía totalitaria de Georges Orwell, 1984, de su experiencia en España con las brigadas internacionales, y en el conflicto catalán, que resuelve la NKVD de Stalin desollando vivo a Andrés Nin, troskista del POUM.

Nuestro ángel caído, financiado en cuestación popular, fue inaugurado en 1966. El ministro Francisco García Moncó, apoyado en la imaginería del Ángel, exaltaba la figura de Franco. Lo cito porque es el recurrente argumento, con que administración y sus informadores de encargo en la ULL niegan la “resignificación”. Este es el núcleo del conflicto, hoy contra el Ayuntamiento de Santa Cruz, único municipio de Canarias a quien aplican la Ley de Memoria y la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel, que defiende desde 2018 su “resignificación”, con la ley de 2007. Lo es como conjunto arquitectónico, escultórico e histórico, bajo la figura patrimonial que mejor convenga. Resuelve con fortuna urbana y solución integrada la escultura y su escenario que es un todo, en el encuentro entre la avenida de Anaga, la Rambla y la topografía de Almeyda. Juan de Ávalos, escultor del Valle de Cuelgamuros y del ángel, principal escultor español del “monumentalismo” del siglo XX, alejó su obra de referencias bélicas.

Hoy son “monumentos de paz”, su Fundación recoge y asume el legado. El ángel ofrece la oportunidad de elevar su “resignificación” en el circuito de Esculturas en la Calle, que inició Santa Cruz en 1973, primero en España; ampliado en sesiones posteriores. Concitando aportaciones públicas, de empresas y sociedad civil, que ofrecen en conjunto un importante recurso turístico. El ángel, pese a su abandono es de los más visitados, con selfie incluido. Vive ajeno a conflictos “sectarios talibanes”. Así opinan los ciudadanos en redes.

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