El adiós a la mascarilla en los transportes públicos, que entra hoy en vigor, aleja el fantasma de la pandemia en el día a día de los españoles, precisamente en el último país de su entorno que adopta esta decisión, cargada de simbolismo, pero sin duda trascendente, por lo que supone de penúltima frontera antes de que también desaparezcan en las farmacias y los centros hospitalarios, reducto final donde el uso de las mismas sigue siendo obligatorio.
A semejante melodía sonó la confirmación de que la fecha de ayer, 7 de febrero, ponía límite a la necesidad de su utilización en taxis, guaguas, tranvías, barcos y aviones por parte de la ministra de Sanidad, la canaria Carolina Darias, durante la comparecencia que compartió con la portavoz del Gobierno de España, Isabel Rodríguez, donde se dio cuenta de que la medida entra en vigor a partir de hoy, como se ha dicho.
De esta forma, las mascarillas ya solo van a ser obligatorias en hospitales, centros de salud, clínicas dentales, centros de reproducción humana asistida, centros de interrupción voluntaria del embarazo y otros centros de atención especializada. También se tendrán que llevar al entrar en una farmacia y cuando se vaya a visitar a un usuario de una residencia de ancianos y se esté en una zona compartida, o se sea un trabajador de este tipo de centros.
Pero, sobre todo, lo más importante es tener claro que, por mucho que resulte inevitable dar carpetazo a la pandemia (en España hay unas 2.000 personas hospitalizadas y 150 en UCI por COVID) por mor de la economía, más allá de que se sigan controlando sus efectos entre los mayores de edad, la mascarilla es un método de protección cuya utilidad queda más que demostrada para quienes sufren de enfermedades respiratorias previas, y, por ello, su presencia en las calles no tiene por qué extrañar, dado que obedecerá a la necesidad de protegerse por parte de quienes las padecen.
Como explicó la propia Darias, si bien en el ámbito laboral “no son obligatorias”, en la normativa se plasma la posibilidad de que los servicios de riesgo y prevención de las empresas puedan decidir, si así lo consideran oportuno, obligar a sus trabajadores a usar las mascarillas. La comparecencia -y el anuncio consiguiente- ha tenido la simbología de ser una de las últimas medidas que anuncie Darias en calidad de ministra, toda vez que en breve se espera su salida del Gobierno para afrontar la campaña electoral como candidata a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria.
Con esta suerte de fin de ciclo, la pregunta de los periodistas presentes fue inevitable respecto a cuándo dejará de ejercer como ministra. La repuesta de quien también fue delegada del Gobierno de España en Canarias fue tan rotunda como académica: “Cuando lo decida el presidente”.
Hemeroteca
Publicidad
Esquelas