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El factor oculto que sube la hipertensión y el riesgo cardíaco en España: afecta a una de cada dos mujeres

La hipertensión afecta a la mitad de las mujeres en la menopausia, y se agrava por una mayor sensibilidad al sodio
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Por Roberto Méndez. | La sal es el principal factor dietético relacionado con la presión arterial y un riesgo para la hipertensión. Aunque reducir el consumo de sal en exceso puede ser perjudicial en ciertos casos, como en la insuficiencia cardíaca, es importante evitar el sodio para prevenir problemas cardiovasculares.

Sin embargo, a medida que avanza la investigación, se descubren matices y se concluye que la sal no afecta a todos por igual. Según un nuevo estudio publicado en la revista Hypertension de la American Heart Association (AHA), las mujeres, independientemente de su edad y etnia, son las que presentan una mayor sensibilidad a los efectos dañinos del sodio.

De acuerdo con un estudio realizado por el equipo de Eric Belin de Chantemele en el Centro de Biología Vascular de la Facultad de Medicina de Georgia en la Universidad de Augusta, se ha descubierto que existe otro problema adicional en la medición de las “tensiones saludables”. Se ha encontrado que los valores para medir la presión arterial son diferentes en hombres y mujeres, y que intervenir de manera temprana en las mujeres podría ser más beneficioso para su salud.

Comúnmente se cree que las mujeres están mejor protegidas que los hombres frente a las enfermedades cardiovasculares hasta que llegan a la menopausia, momento en el que el riesgo se iguala. Actualmente, en los protocolos españoles de enfermedad cardiovascular, el género femenino se considera un factor protector. Sin embargo, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) indica que alrededor del 50% de las mujeres pueden desarrollar hipertensión a partir de los 50 años.

Estudios anteriores en modelos animales con hipertensión, como la rata Dahl sensible a la sal, han demostrado diferencias de género similares. Se equiparaba el riesgo cardiovascular en las hembras con el de los machos si se les extirpaba los ovarios.

A pesar de esto, en los seres humanos, esta “protección” parece ser menor. Según un nuevo estudio, las mujeres son más sensibles a la sal antes de la menopausia, y al llegar a ella, la gravedad y prevalencia de la hipertensión se exacerban.

Se está apoyando otro concepto emergente, el cual indica que el cromosoma sexual XX predispone a las mujeres a ser más sensibles a la sal. Esto se debe a que, durante el embarazo, las mujeres necesitan casi duplicar su volumen de líquido, lo que conlleva a una mayor retención de sodio en lugar de excretarlo en la orina. Durante los años fértiles, el estrógeno mitiga y ayuda a controlar en parte el aumento del riesgo relacionado.

La sensibilidad a la sal implica que el organismo tiende a retener el sodio en lugar de excretarlo en la orina. Se tiene en cuenta esta sensibilidad cuando la presión arterial disminuye o aumenta en más del 10% en respuesta a la cantidad de sal que se consume.

La sensibilidad a la sal es un factor clave en la mitad de los casos en los que la causa de la hipertensión no es obvia, como por ejemplo un problema renal. Además, la sal también contribuye a la aparición de la hipertensión resistente al tratamiento, y según los datos de los CDC de Estados Unidos, solo 1 de cada 4 personas tiene una hipertensión bien controlada.

Belin de Chantemele recomienda reducir el consumo de sal, ya que esto también reduce la sensibilidad, especialmente en mujeres. Los riñones de las mujeres son mejores para depurar el sodio que los de los hombres, pero el problema radica en la vasculatura, que se contrae en lugar de relajarse frente a un exceso de sodio.

La presión arterial se mantiene estable cuando los vasos sanguíneos se expanden (vasodilatación), pero si se mantienen contraídos, la presión arterial aumenta. Por lo tanto, aunque se excreta sodio para reducir el volumen sanguíneo, si los vasos no se relajan, persistirá la hipertensión.

Además, las mujeres tienen niveles más altos de la hormona aldosterona, que tiene un efecto directo sobre la presión arterial y la regulación de agua salada en el organismo. Un exceso de aldosterona puede ser perjudicial, incluyendo un potencial efecto vasoconstrictor. En las mujeres sensibles a la sal, es posible que no se pueda reducir convenientemente el nivel de aldosterona, lo que contribuiría a la sensibilidad a la sal.

Existen medicamentos específicos para tratar este problema, como la espironolactona, la eplerenona o la finerenona, que son buenos tratamientos de primera línea para las mujeres. Sin embargo, aún es necesario seguir investigando para mejorar la comprensión sobre las diferencias sexuales en la forma en que los hombres y mujeres regulan su tensión arterial.

Los investigadores sugieren que las mujeres parecen experimentar daños a nivel arterial y cardíaco en umbrales de presión más bajos, incluso en niveles en los que no se supone que sean hipertensas. Esto empeora después de la menopausia, donde las mujeres experimentan aumentos de tensión mucho mayores en comparación con los hombres de edades similares.

Según Belin de Chantemele, el umbral para diagnosticar la hipertensión debería ser más bajo en mujeres. “Si tuviéramos un umbral diferente, notaríamos cambios de presión más rápido, lo que nos permitiría intervenir más rápido”. En cuanto al tratamiento, sugiere que debería comenzarse con presiones más bajas.

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