tribuna

Martín Carmelo

Por Francisco Padrón García | Te acaban de llamar por teléfono, me dijo mi madre. Es de Radio Club. ¿Y quién llamó?, pregunté. Martín Carmelo, me dijo…¡pero no sé si era él o el hermano!, remató, con lo cual no supe exactamente quién de los dos me había llamado. Eso fue hace muchos años, en la década de los 80 del siglo pasado, cuando un grupo de profesionales de la radio, jóvenes y mayores, iniciábamos una nueva etapa de la emisora decana de Canarias, Radio Club Tenerife EAJ.43, luego integrada en la cadena Ser.

Martín y Carmelo habían unido sus nombres al de Zenaido, y firmaban sus crónicas y artículos todos juntos: Grupo Martín Carmelo Zenaido. Luego desapareció la palabra Grupo y por último Zenaido se cayó de la firma por razones laborales. Así, que así quedó: Martín Carmelo. Y así los conocí yo en 1979 cuando después de trabajar en El Día, los llamé y comenzaron su andadura radiofónica en la vieja sede de Suárez Guerra.

Son independentistas, me dijo el director de un periódico. Yo contesté, ¿y qué? Además, son de izquierdas, acaban de llegar de Cuba. ¿Y qué?, volví a responder yo. Y empezaron a trabajar por las tardes, porque en la mañana estaban contratados en la Obra Social de La Caja de Ahorros. No recuerdo bien si comenzaron haciendo un programa de música popular o un informativo cultural, o probablemente las dos cosas a la vez.

Lo que sí recuerdo a la perfección, porque esa imagen la tengo grabada en mi retina, fue que, al principio, con motivo de una huelga portuaria Martín y Carmelo invitaron a la radio a todos los sindicatos para un debate. El programa era a las siete de la tarde, y cuando llegué a Suárez Guerra a las siete menos cinco me vi a Martín Rivero en la puerta de la radio. ¿Qué haces aquí, Martín? Que no ha venido ningún sindicato, me dijo entre compungido y molesto. Joder, para una vez que un medio de comunicación los llama, no vienen, comentó. Eso es que no se fían todavía de la radio, apunté. Sí, pero de Carmelo y de mi sí se tienen que fiar. Y así fue. Pasado el tiempo, Martín Carmelo, o Carmelo Martín como luego firmarían en El País, se convirtieron en unos de los periodistas con mayor credibilidad y respeto de Canarias, y ningún sindicato y ningún político o partido dejo nunca de acudir a su llamada. Por ello, recibieron el Premio Canarias de Comunicación.

En 1993 coincidimos Martín Rivero y yo en Miami en la presentación del disco de Celia Cruz Azúcar Negra, y en el acto Ralph Mercado nos presentó a Emilio Stephan, que nos invitó a Martín y a mi a su casa al día siguiente para escuchar el último disco de su mujer Gloria Stephan. Fuimos los primeros en oírlo porque le acababan de llegar las mezclas definitivas. Su titulo era Mi Tierra. Martín, que era el experto en música, le dijo a Gloria que en España el éxito de su disco estaba garantizado, y no se equivocó. Estuvimos casi cuatro horas con Emilio, mientras en la antesala esperaba el presidente de Sony Internacional. Martín y yo nos sentimos importantes, y lo comentamos satisfechos.

Luego yo empecé un proyecto de televisión, con su hermano Carmelo, y él inició una exitosa etapa empresarial como promotor musical y cultural. Nuestras vidas profesionales no volvieron a coincidir, pero los intensos años vividos en la radio con Martín Carmelo dirigiendo con total independencia los informativos de Radio Club, y realizando programas de música popular, o la mítica serie de “Los Sabandeños disco a disco”, marcaron una etapa de mi vida inolvidable.

Siempre me pregunté quién de los dos hermanos era el cerebro, el que dirigía, y llegué a la conclusión de que era Martín Carmelo. Pero no se si era él o el hermano. O los dos, como dos almas gemelas. Ahora solo queda uno. Descansa en paz, Martín. Un fuerte abrazo, Carmelo.

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