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Marcos y Natalia, padres de Daniela, una niña con autismo: “La impaciencia no es buena, deben dejar trabajar a los profesionales”

Su hija, de 20 años, dejará en breve el Aula Enclave, su paraíso durante 17 años. “Es un gran problema, todos los centros ocupacionales están llenos”
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Foto: Sergio Méndez

Daniela es una joven de 20 años de edad que tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA). Sus padres, Marcos y Natalia están siempre pendiente de ella. Están vinculados a Apanate desde hace 16 años.

Ahora ella está viviendo una buena época, es feliz y ha encontrado una válvula de escape en correr junto a su padre. Sin embargo, afronta una gran incertidumbre, al cumplir los 21 deberá dejar su colegio, el CEIP La Luz de La Orotava, su paraíso durante 17 años. Sus padres se están “volviendo locos” buscando una plaza en un centro en el que su hija se encuentre bien, continúe su evolución y pueda encajar.

“Es un gran problema porque todos los centros ocupacionales están muy saturados. Habrá que ver dónde le puede tocar, si se adapta al cambio y si también nos interesa”. “La diagnosticaron de TEA a los 3 años. Entonces contactamos con Apanate y empezamos a trabajar. Se nos abrió un mundo nuevo en la asociación, de continuo aprendizaje para ella y para nosotros”, señala Marcos.

Daniela es totalmente dependiente, debe estar vigilada, ya que no es consciente de cualquier peligro. Hasta hace pocos años iba de la mano de su padre o madre, y “cuando no la oímos en casa pensamos que habrá pasado algo”.

Sin embargo, ahora ha evolucionado, se ha relajado un poco y ha encontrado en salir a correr un interés extra que despertó su curiosidad. “Siempre ha sido muy activa, un día quiso correr. Entonces pactamos que si quería correr, debía entrenar. Así comenzamos a buscar apoyos, sobre todo visuales, para guiarla. No le puedes decir vamos a correr 5 kilómetros, porque no lo entiende, pero si le haces un mapa, completamos etapas y vamos tachándolas. Así, entre los dos entrenamos varios días a la semana y ya hemos participado en varias carreras de montaña, incluso de 12 kilómetros, algo impensable hace muy poco”, recalca Marcos.

“Además, en todas las carreras tienen una fiesta, y eso a Daniela le encanta, es su premio por llegar a la meta. Todo ha sido a base de dedicación y de trabajo”.

Natalia recalca que “ahora tiene una etapa buena. Hay otros momentos malos, ahí es donde debemos tener calma y darle mucho apoyo”. “Siempre está contenta, está feliz y es lo que como padres queremos, que crezca en sus capacidades hasta donde pueda llegar, que sea lo más feliz posible”.

Ambos aconsejan a otros padres que “dejen trabajar a los profesionales”. “Pensamos que sabemos más que ellos o nos ponemos impacientes porque los avances no son todo lo rápidos como quisiéramos. Mucha gente cambia y lo que consigue es lo contrario. Una terapia larga es la que da resultados”.

Las personas con el trastorno autista pueden convertirse en verdaderos expertos si algo despierta su curiosidad. Daniela se desenvuelve muy bien en los videojuegos y las nuevas tecnologías. Con la Nintendo es capaz de superar varias fases que su primo, de su misma edad y neurotípico, reconoce que no es capaz. Durante la charla, Daniela nos pide el movil, ágilmente entra en el menú, activa el modo avión, busca el WhatsApp y juega con las notas de audio.

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