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Un mar de palabras en la Academia

En su Anuario correspondiente a 2022 El español, una lengua viva, el Instituto Cervantes ha constatado la fortaleza de nuestra lengua. En el Anuario se cuantifica en unos 496,6 millones las personas nativas hispanohablantes, que llegan a 595 millones si agregamos a los no nativos. Es la segunda lengua materna del mundo, solo por detrás del chino mandarín, y la tercera más empleada por los usuarios de Internet, en donde compite con el inglés y el mandarín. A los 496,6 nativos del español hay que sumar otros 23,7 millones que lo están aprendiendo en países donde no es oficial, y otros 75,6 millones cuya competencia lingüística es limitada, lo que nos da un total de 595,9 millones de personas. El español, con un 8,9%, es el cuarto idioma en el que más libros se publican en el mundo, por detrás del inglés, que representa el 21,8%, del chino mandarín, que supone el 11,0%, y del alemán, que es el 9,8%.

En la actualidad, el país en donde viven más hispanohablantes es México, con 126 millones, seguido de Colombia con 51,1 millones, Argentina y España, con 45,4 y 43,4 millones, respectivamente, y Estados Unidos en el quinto lugar, con 41,6 millones.

El español tiene una curiosidad que llama la atención porque, al parecer, según un estudio del Washington Post, es la única lengua que se utiliza de manera activa en los seis continentes: aunque pueda parecer extraño, está presente en La Antártida, concretamente en dos lugares: Fortín Sargento Cabral, localidad argentina, y Villa Las Estrellas, perteneciente a Chile.

Nuestra lengua tiene presencia en Europa y en América, pero también en África, Asia, Oceanía e, incluso, como acabamos de comprobar, en La Antártida. En África, el español se habla en el Sáhara Occidental y en Guinea Ecuatorial. En Asia todavía se practica en Filipinas, en donde está presente en muchos apellidos, y en Israel, entre los judíos sefardíes. En Oceanía se habla en la isla de Pascua, un territorio chileno.

La gran paradoja es que el español, con la complicidad del actual Gobierno, es perseguido precisamente entre nosotros, en su país de origen, en Cataluña, Valencia, Baleares, País Vasco y Navarra. Sin embargo, como acabamos de constatar y ha corroborado el reciente IX Congreso Internacional de la Lengua Española, en Cádiz, la fortaleza de nuestra lengua es inmune a eso rastreros ataques. Y para ello cuenta con un instrumento imprescindible: las Academias de la Lengua, encabezadas por la española.

Pues bien, desde el domingo pasado Canarias colabora en esa empresa porque la Real Academia Española se ha enriquecido con el ingreso de Dolores Corbella Díaz, catedrática de nuestra Universidad lagunera y prestigiosa investigadora en lexicografía diferencial, ámbito en el que es considerada una de las mejores especialistas del español. Con innumerables contribuciones al análisis del léxico dialectal canario y del léxico canario-americano, tanto en su dimensión diacrónica como sincrónica, sus trabajos han constituido un modelo de estudio para otras modalidades europeas e hispanoamericanas. Su currículum desborda infinitamente cualquier reseña que pudiéramos intentar, por lo que nos limitamos a tomar prestado, como homenaje, el título de su hermoso discurso de ingreso en la Academia: un mar de palabras, que serían necesarias para relatar sus méritos.

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