visiones atlánticas

Ecotasa, silencio positivo y cambio climático

Daniel Triesman llama “manipulación astuta”, a la erosión de las instituciones desde dentro. Es la tesis de su libro Los Nuevos Dictadores (Deusto. 2023). Como profesor de políticas de la Universidad de California, disecciona la nueva generación de tiranos, que fingen cumplir las reglas mientras demuelen sigilosos las democracias liberales. Clasifica los sistemas políticos en “dictaduras del miedo, dictaduras de la manipulación y democracias plenas”. Sin prensa libre no hay democracia. Los “spin dictators”, se hacen pasar por demócratas, toleran a los medios disidentes que no controlan mientras no se pasen. Regresión democrática a la que asistimos en la globalización. España se encuentra en un proceso de estatización social y económica sin precedentes en el mundo occidental, luego de la Segunda Guerra Mundial. Se sitúa a la cola de las economías desarrolladas, en competitividad fiscal, disciplina presupuestaria, reducción del gasto público, libertad económica, seguridad jurídica, reducción de impuestos, medidas obligadas para evitar el declive económico. Así lo señala el Gobernador del Banco de España, institución aún no ocupada, por mantener falta de convergencia en rentas con la UE, donde pasamos de acercarnos a un 9% (1996-2004), a situarnos próximos al 20 %. Superados por Chipre, Eslovenia, Estonia y Malta, Chequia a punto. Decía Mitterand “que las promesas electorales sólo obligan a quienes se las creen”, cinismo que aleja a los electores de la clase política y nos obliga a leerlos entre renglones torcidos. En Canarias podemos establecer, en plena pugna electoral, la frontera entre opciones políticas, mediante tres factores definitorios, “la ecotasa, el silencio positivo y el cambio climático”. La “ecotasa” o impuesto al turismo sostenible, es un impuesto ecológico que se aplica a los turistas, con la supuesta finalidad de pagar prestaciones ambientales. En el caso de Canarias se convierte en un mecanismo perverso de disuasión turística, que la realidad pervierte en su aplicación finalista; conformando el cuadro de la “turismofobia”. Con mensajes contradictorios la apoyan el PSOE y NC, siendo rechazada claramente por PP y CC. El “silencio positivo”, mide la eficacia en la aplicación de la Directiva Bolkestein de Liberalización de Servicios, el régimen legal de la UE y con ella la deriva de la burocracia de las administraciones públicas de Canarias. Contra ley fue modificado por Zapatero en 2011, mediante un falso decreto para fomentar la actividad empresarial y la simplificación administrativa, donde hizo lo contrario. Con un “silencio positivo” se adquiere una licencia de edificación, obra y servicios, pasados los tres meses de presentada. Cuando éste es su plazo legal de concesión, el real está tardando 2-3 años. Aquí vuelve a repetirse el corte de partidos a favor y en contra, entre PSOE y NC contra PP y CC. Y en tercer lugar entre quienes defienden “sociedades subsidiadas o sociedades emprendedoras”, se repite el mismo esquema con el Cambio Climático y la Agenda 2030. Que ya ha invadido toda la legislación urbanística, territorial y ambiental, bajo la falsa tesis de que el cambio climático obedece a razones antropogénicas. La última Ley del Cambio Climático de Canarias 2022, añade más burocracia, inseguridad jurídica, plazos, intervencionismo, obligaciones y multas, que la nacional. Se sostiene en las teorías del “crecimiento cero”, que están paralizando la actividad en la isla, caso de Punta Abades, La Tejita, Cuna del Alma, Puerto de Fonsalía. Estas primarias de mayo obligan a la sociedad civil a valorar estas opciones con perspectiva. Como razonábamos en artículo pasado con la vivienda de protección público oficial, que lleva 20 años sin atender. Del blanqueo de la ETA, “manipulación más bruta que astuta”, hablamos otro día.

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