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El acordeón de las elecciones a 2.000 kilómetros de Madrid

El 28M no olvida a ETA ni a Franco; Feijóo y Ayuso hacen campaña como si compitieran entre sí
El acordeón de las elecciones a 2.000 kilómetros de Madrid

El PP es el partido rompedor de esta campaña. Rompe con las tradiciones. Otros dirían con las buenas costumbres.


Aspira a desquitarse el sambenito de muleta de CC. Confía en ayudar a Feijóo a llegar a la Moncloa. Manuel Domínguez es un alcalde como Torres que tiene ambición. Esta es su prueba de fuego.


Mañana, Feijóo conversa con Tenerife. Viene a la isla de su candidato en Canarias, el exalcalde de Los Realejos, donde ayer hizo campaña Patxi López, que era lehendakari cuando ETA acalló las armas, como ha recordado el PSOE en la operación Bildu del PP esta semana.


Feijóo viene a ayudar y a ayudarse. Vuela lejos de Madrid a estas islas que fueron lugar de destierro (de demócratas y de etarras), la comunidad que tiene más puentes tendidos con su feudo gallego, el bonsai atlántico, como diría Manuel Rivas. En horas truncas, cuando se habla de ETA y de Franco en campaña, de las listas de Bildu y de la demolición del monumento al dictador suspendida cautelarmente por la justicia. Es un buen laboratorio para discernir sobre ambos dilemas del inconsciente político nacional. Feijóo marca distancia con Ayuso en Canarias. Como Sánchez, que frecuentó sus escapadas al finisterre insular, se oxigena de este modo de la bulla de Madrid, la de la Carrera de San Jerónimo y la de la Puerta del Sol.


En Ciudadanos, cuyo desagüe nutre los embalses del PP, ya preparan el mutis por el foro como una maldición del centro desde que Tejero lo fulminó el 23 F de 1981 en el golpe fallido contra Suárez, o como el que sufriría la perestroika de Gorbachov en la URSS diez años después. La moderación reformista sucumbía ante la furia de los más nostálgicos.
Vox busca superar el 5% y dar el salto al Parlamento. Abascal vino a hacer algunas plazas por Carnavales sin mucha convicción. Unos entran y otros salen. A Ciudadanos no le coge de sorpresa desde que Rivera tiró por la borda la gallina de los huevos de oro.

Los tres mosqueteros de ASG
ASG se siente en un remedo perpetuo: volverán a salir sus tres mosqueteros diputados. Podemos y Alberto Rodríguez se pisarán votos y Dios repartirá suerte. Al día siguiente, tras el golpe de realidad, habrá lamentaciones y confluencias. Yolanda Díaz los mira a dos mil kilómetros con las urnas de las generales en la cabeza. Las urnas en llamas. La campaña de España está que arde cuando aún no ha comenzado.


El domingo 28, con la segunda vuelta de las turcas, estaremos subidos al potro de los algoritmos. Erdogan siembra las sospechas de la mano rusa y el CNI español advierte a los partidos de posibles ciberataques. Los comicios de la era del ChatGPT ya no son o nunca más serán inocentes. Requiescat in pace.


La décima legislatura, 40 años después, cruza de orilla a orilla la Canarias de 1983 hasta la de 2023. Son dos mundos completamente diferentes, entre el entusiasta ímpetu de aquellos años finales del siglo XX y este devenir sinuoso de unas décadas demoledoras con que hemos entrado en el siglo XXI, bajo plagas y guerras. En apariencia, es un periodo de progreso y desarrollo impensables, pero late un sentimiento de incertidumbre y malestar por los efectos de lo ocurrido y lo que acontece. ¡Es que hemos padecido una pandemia y seguimos en la boca del lobo bajo las bombas en Europa! ¿A dónde vamos a parar?
Y un estado de nueva inseguridad se ha instalado en la economía, la política y la defensa como nunca antes. Algunos observadores recuerdan el principio meditativo de vivir cómodamente en la incomodidad. Esta es la tendencia a que nos obligan las circunstancias.
Sin embargo, en las Islas surge un brote de optimismo inusitado por la recuperación turística y los repuntes del empleo y el PIB, por encima de la media nacional, como hacía tiempo que no sucedía en la contabilidad del Estado. Si la cascada de infortunios debidos al coronavirus, la invasión de Ucrania y la crisis energética y de precios que ha provocado, amén de la erupción de Cumbre Vieja, la calima y los bandazos del clima no han sido bastantes para sumirnos en la peor recesión/depresión de nuestras vidas, sino, sorprendentemente, han pasado de largo y nos sonríe, en cambio, esta sensación de viento a favor, es para estar de enhorabuena como unos isleños afortunados.

El pasadizo
De manera que la campaña electoral, que se presumía un pasadizo entre tinieblas, está resultando una puesta en escena, como todas las representaciones que implica cada convocatoria a las urnas. Con su letra y su música variable.


Es el acordeón de las elecciones a 2.000 kilómetros de Madrid. Las encuestas apuntan como viable la continuidad del Pacto de Progreso y todas las incógnitas están depositadas sobre el suelo de los bloques que se enfrentan y el estrecho margen que en Canarias se necesita para alcanzar la mayoría absoluta. Si en el plano municipal e insular no se descartan alianzas hasta ahora inéditas entre grupos políticos antagónicos que no suelen sentarse a una misma mesa (ya en las postrimerías del mandato, el PP pactó con el PSOE los presupuestos del Cabildo de Tenerife, como un aviso a navegantes), está por ver hasta dónde caben conjeturas en el marco autonómico. ¡ Ah, el acordeón!

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