superconfidencial

Siempre en frío

Cuando he explicado a alumnos sedientos de periodismo lo que es esta profesión, una y otra vez recomendaba lo que yo mismo no era capaz de hacer: escribir en frío. Siempre he escrito en caliente y ello me ha acarreado molestas enemistades e, incluso, estados de ansiedad. Y paseos por los juzgados; no muchos, unos veinte en 53 años de batalla. Una vez, allá en los inicios de la democracia, al principio de la bendita Transición, un político gritó en la plaza de toros de Santa Cruz, durante un mitin, algo favorable a la independencia de Canarias. Gustavo Armas, uno de los grandes reporteros gráficos de la historia del periodismo en Canarias, lo escuchó de pasada y yo titulé que Fulano de Tal -no me acuerdo de quién era, lo citaría en caso contrario- había dicho: “Lucharemos por la independencia de Canarias”. Como era habitual en aquella época, y probablemente lo volverá a ser muy pronto, fui llamado a declarar, como responsable de la edición de este mismo periódico, en la noche de los tiempos. No pasó nada, pero el procedimiento duró tropecientos años, hasta que alguien sensato lo archivó. Se pierde mucho el tiempo en los juzgados con los asuntos de opinión, ya se sabe. Y yo tengo anécdotas para regalar, pero mucha gente opina que cuando realmente se leen mucho mis artículos es cuando no manipulo harina de primera calidad, sino cuando relato cosas graciosas. Bueno, ahí va una. Un político festivo apareció una vez con el mostacho blanco, seguramente porque tenía una llaga y se aplicó polvos de talco. Lo conté; pero bien, claro. Me llamó el juez y le dije: “Señoría, juro que Fulano de Tal (recuerdo su nombre, pero no lo voy a repetir hoy) tenía completamente blanca la zona pilífera supra labial”. El juez me paró en seco y le dijo al funcionario: “Ponga bigote”.

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