viernes a la sombra

Muy difícil

Cada quien marca en política sus tiempos, supeditados a estrategias, planes, propósitos, programas… e intereses. Ocurre que hay resultados que impactan, entonces es cuando la pérdida del poder se hace más palpable y hasta más dolorosa, haciendo unútiles las disculpas esas de la lista más votada, muy recurrentes en el derechío, sobre todo, cuando gana; pero también cuando pierde y hace lo que esté a su alcance para encaramarse en la distribución de competencias y cargos. O lo que es igual, participar en el reparto. En otra época, importaban algo las ideologías y las afinidades. Ya ni eso. Como si se mete la ultraderecha en el mejunje, ya se ha visto.

Bien, pues el socialismo canario no se ha sacudido del todo los últimos golpes que le han dejado sin opciones y con un menguado poder institucional. Va pasando el tiempo y a la espera de un razonable período en el que se despeje la investidura y se alumbre la gobernabilidad de la nación, pese a que todos reconocemos que andamos por agosto –quien más, quien menos, de vacaciones, hecho que importa sobre todo a cierto espectro mediático-, lo cierto es que la pasividad va predominando, que cuesta mover ficha y que las negociaciones –además de muy reservadas- avanzan ¿avanzan? con lentitud, contradicciones y hacia un muy incierto final.

El problema es que esta crisis de resultados parece más grave que las anteriores. Otras tuvieron órganos de dirección y también dirigentes individuales con vocación de liderazgo, predispuestos para formarse, con iniciativa, aptos para emprender y hacer cosas nuevas, abrir caminos y hacer que nuevos aires impregnaran la actividad en las agrupaciones. Ahora, nos dicen que la mayoría están cerradas o que aquélla se ha reducido de tal manera que ya ni acuden los veteranos, siquiera a rellenar espacios o estimular la presencia de los más jóvenes.

La cuestión generacional, desde luego, es delicada. Los mayores se van cansando y aburriendo. Los más jóvenes necesitan alicientes que no aparecen o tardan en hacerlo. El inmovilismo se impone. No digamos asimilar métodos. La vida orgánica ya no es lo que era. Si, encima, el modo cesarista de dirigir el partido o la agrupación se ha impuesto del todo, la motivación escasea porque sí. Hasta la elaboración de candidaturas ha dejado de tener atractivos, especialmente para los de cincuenta hacia arriba que ya encuentran escasas motIvaciones para figurar en una lista.

El primer reto, entonces, es rejuvenecer el tejido orgánico. No va a ser fácil, tal como están las cosas. Pero han de intentarlo quienes aún desarrollen ideas e iniciativas. Lo contrario sería seguir asistiendo a un progresivo anquilosamiento.

El segundo es ampliar de forma efectiva la participación de la militancia. O lo que es igual renovar profundamente los esquemas de participación, haciéndolos ágiles, llamativos, aptos para interesar. No puede ocurrir que se vaya perdiendo el dinamismo, que las bases vayan esclerotizándose y se vaya diluyendo de forma progresiva todo el impulso que un partido político tiene que generar por sí mismo.

El socialismo canario tiene que despertar. Pero, ahora mismo, parece que le faltan resortes. Sin alma, con escasa iniciativa, en muchas esferas agotado, tiene que recuperar su capacidad para hacer oposición, sabiendo que ha de luchar contra muchos imponderables, sabiendo, de paso, que no hay muchos aliados.

Muy difícil.

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