“El Socorro no es solo una de las fiestas más importantes de Canarias. El Socorro es otra cosa”, sentenciaba José Miguel Rodríguez Fraga, alcalde de Adeje, en el pregón leído a los pies de la Virgen en el atrio de la parroquia de San Pedro.
Desde ahí, en torno a las siete de esta mañana, partirá la Madre rumbo a la orilla del mar donde hace unos 600 años se les apareció a unos pastores guanches, en las playas de Chimisay, hoy llamado El Socorro. Llamada Chaxiraxi, hasta que fue adoptada por el cristianismo bajo la evocación de Candelaria -por la vela que sujetaba en una mano, mientras con la otra mantenía a su hijo-, esta pequeña talla hará el camino que miles de güimareros, tinerfeños y canarios recorrerán hoy en una romería atípica, en donde no hay traje de magos ni bueyes, pero sí folclore y devoción.
En los casi ocho kilómetros que separan San Pedro de la ermita que lleva el nombre de la Virgen, un río multicolor levantará el polvo del camino llevando en volandas a la Virgen mientras suena el pasodoble Al Socorro, obra de los ilustres güimareros Miguel Castillo (música) y Pedro Guerra (letra): “Nuestra Señora ya partió con sus romeros hacia el mar va cuesta abajo, lentamente, hasta el lugar, donde una tarde en Chimisay apareció”. La Bajada de El Socorro está considerada la romería más antigua de Canarias y en ella se conjugan el fervor popular con el religioso, en donde la tradición se envuelve en olor a albahaca y la generosidad entre los vecinos de Güímar y los visitantes la convierte en una cita remarcada en el calendario, todo al ritmo del tajaraste.
La Bajada comenzará a las siete de la mañana, tras la misa ofrecida una hora antes por el obispo Bernardo Álvarez, y transcurrirá durante seis kilómetros hasta llegar, pasadas las once de la mañana, a la rehabilitada ermita de El Socorro, en donde durante todo el día se celebrarán diferentes actos, como el encuentro con los guanches al atardecer, hasta que mañana regrese de nuevo a San Pedro, ya cayendo la noche. Tras la llegada a la ermita, se celebra a las doce la misa de recibimiento y por la tarde se traslada la imagen a la Cruz de Tea existente en el Llano de la Virgen y se realiza la ceremonia de la aparición a los guanches. A su finalización, procesión de regreso a la ermita de El Socorro. Ya de noche, tras una misa dedicada a los fieles difuntos, se celebra la denominada procesión de Las Candelas.
Para Gustavo Pérez, primer alcalde nacionalista de Güímar, esta será su segunda Bajada como tal después de la suspensión por la pandemia en los años 2020 y 2021. “La Bajada del Socorro es un motor de movimiento, una fiesta de encuentro. El objetivo del Ayuntamiento es cuidar a aquellas personas que hacen estas fiestas de la gente. Nosotros no organizamos, solo apoyamos a todos los vecinos que hacen suya esta gran fiesta, de carácter insular más que municipal”, señala Pérez, que, al igual que hizo en su día la exalcaldesa Carmen Luisa Castro, solicita que “la Virgen de El Socorro pueda ser copatrona de Tenerife”.
El pequeño caserío de El Socorro, donde residen ya unas 600 personas, se convertirá hoy en un hervidero de gente venida del Valle de Güímar y de toda la Isla, no solo con la Bajada, sino a lo largo de todo el día y de la noche, con parrandas que animan cada una de las casas y los ventorrillos, donde se agolparán romeros y visitantes para saciar el hambre y la sed -se prevé una temperatura en torno a los 26 grados-.
Se prevén unas 60.000 personas, el tope que se recoge en el plan de autoprotección de seguridad, en el que unos 200 profesionales velarán por la seguridad, mientras que un hospital móvil atenderá las incidencias sanitarias durante todo el día.