Las organizaciones ecologistas AnimaNaturalis, Acción Océanos, Raíces & Brotes del Instituto Jane Goodall, Ecologistas en Acción y Greenpeace han convocado mañana domingo una protesta ante el Congreso de los Diputados contra la granja de pulpos que Nueva Pescanova proyecta en aguas del puerto de Las Palmas de Gran Canaria.
En comunicado conjunto, las cinco organizaciones han informado de que a pesar de que la comunidad científica, ecologistas y defensores del bienestar animal han tratado de llamar la atención a las autoridades acerca de las consecuencias que puede traer la granja de pulpos de Nueva Pescanova -la primera en el mundo en criar pulpos desde larva (según la nota)-, la respuesta gubernamental ha sido “nula”.
La coordinadora de AnimaNaturalis Cristina Ibáñez advierte de que no existen experiencias anteriores pero la opinión científica es unánime: “criar pulpos en una granja de estas características es cruel, atenta contra toda concepción de bienestar animal, profundiza problemáticas ambientales y hasta puede poner en peligro la calidad de vida de las personas”.
A la protesta asistirán también influentes ambientalistas como Carlota Bruna, que se suman a la campaña y la demanda civil para detener la construcción de la granja de pulpos en Gran Canaria.
“Sabemos que toda campaña que lucha por evitar el sufrimiento de los animales se enfrenta a grandes intereses económicos, y en el caso de la granja de pulpos de Canarias no podría ser diferente”, sostiene Ibáñez, quien señala que con la protesta pretenden llamar la atención acerca de los abusos que están a punto de cometerse en esta explotación e informar a la población.
Según estas organizaciones, la comunidad científica internacional ha levantado la alarma acerca de la granja de pulpos “porque podría tener consecuencias nefastas para el medio ambiente, salud y bienestar animal.
Así mismo, indican que Nueva Pescanova se ha mostrado reacia a compartir detalles sobre sus planes para la instalación, pero a través de la información que han podido recabar, la empresa pretende entrar en funcionamiento en 2023 y lograr una “producción” anual estimada de 3.000 toneladas de pulpo.
Teniendo en cuenta que el Octopus vulgaris pesa hasta nueve kilogramos, eso significa el sacrificio de al menos 300.000 pulpos en cautividad cada año, recalcan los ecologistas en el comunicado.
En él se advierte también de que “el impacto ambiental de este tipo de explotaciones es altísimo, con contaminación por el uso de compuestos químicos como fertilizantes, alguicidas, antibióticos o desinfectantes. Estas consecuencias no afectan solo a la zona en la que se sitúa la granja, sino a muchas otras, incluso muy lejanas, comunicadas por las corrientes marinas”, según Taïme Smit, representante de Acción Océanos.
“Si lo que queremos es recuperar las poblaciones de pulpos en sus ecosistemas, existen otras maneras más éticas y sostenibles de hacerlo. Esta campaña es, por tanto, una llamada a la acción por parte de la población española y europea para prohibir a nivel europeo la cría de pulpos en granjas marinas, una práctica innecesariamente cruel y poco sostenible”, sostiene Smit.
Para la responsable de océanos de Greenpeace España, Marta Martín-Borregón, “la cría en cautividad de pulpos no es la solución para la sobreexplotación de las poblaciones salvajes como nos intenta hacer creer la industria, pues los pulpos se alimentan de pescado y harina de pescado, por lo que se generaría una sobreexplotación de otros recursos pesqueros que contribuiría, además, a la degradación de los ecosistemas marinos”.
En opinión de Martín-Borregñon, la verdadera solución es realizar una evaluación y gestión pesquera de las poblaciones de pulpo para que las existencias se recuperen.