tribuna

Los Rolling resisten

Ahora sí que se acabó. Ha muerto María Jiménez, a los 73 años. Lo ha hecho un día después de María Teresa, con casi diez más. Esto me hace pensar en que el tiempo pasa igual para todos, menos para los Rolling Stones, que siguen tan campantes, y Jordi Hurtado, que no es tan mayor como se dice. De viejos se fueron Franco y Fidel Castro, demostrando que el tiempo no conoce de ideologías y es capaz de mantener en el poder a personas cuyo principal interés es permanecer allí, o resistir, como ahora se dice. La democracia administra a lo temporal de otra manera y garantiza, como puede, las alternancias para que ideologías diferentes puedan hacerse cargo del gobierno de un país sin que se produzcan efectos traumáticos. Claro está que siempre es legítima la pretensión de seguir en el poder el mayor tiempo posible.

Es más, podría decir que un político que carezca de esa ambición no es recomendable, como no lo es cualquier persona para dirigir cualquier tipo de negocio. Partiendo de esa base, comportamientos que denoten una extraordinaria capacidad de resistencia o resiliencia, deben ser considerados como virtudes que adornan al gobernante antes que denigrarlo. Quiero decir que siempre estará legitimado a desarrollar acciones encaminadas a estos fines, pero siempre con las limitaciones que le otorguen las leyes. El problema estriba en poder distinguir cuándo se defiende el interés general o el particular.

Esta es una preocupación que se trasluce en algunos editoriales de prensa, donde ayer se decía que preocupaba el que los acuerdos con Puigdemont estuvieran motivados por algo más que no fuera el conseguir el voto para una investidura; o la noticia que hoy publica La Vanguardia, donde se dice que el PSOE se afana en contener las críticas internas a la negociación con Junts. Si esto es así, y después de escuchar a Felipe González, a Ramón Jáuregui y a otros socialistas de la vieja escuela, no cabe eludir la sospecha de que algo está flotando en el ambiente, algo que no satisface a una mayoría de españoles, de todas las ideas y colores, que comprueban como se retorna a 2017 impunemente. No al “lo volveremos a hacer” sino a rehabilitar y justificar plenamente lo que hicimos. Es difícil trabar un argumento que nos desvíe de estos supuestos, lo miremos desde el prisma que lo miremos: ya sea desde Cataluña, desde Castilla la Mancha, desde Andalucía, desde el valle de Arán, que tendrá lengua en el parlamento sin tener diputado, desde Andorra o desde Euskadi.

Me olvidaba de las islas Canarias, que han escenificado la firma de una agenda para los próximos años con quien no tiene oportunidad de gobernar, o quizá sí: quien sabe. Como dije al principio, los Rolling Stones siempre quedarán de pie, a pesar de que las canciones de los Beatles sean las más escuchadas. Los Rolling tienen su público de fieles adictos, por eso resisten, pero pasado el tiempo implacable se olvidarán sus temas y la gente seguirá silbando Let it be, o Penny lane, o Yesterday. Las cosas son así, nos gusten o no.

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