por qué no me callo

Los Sabandeños eternos

Canarias no ha creado aún el Día de Los Sabandeños. Y está tardando. Los longevos Sabandeños no se inmutan. Como Los Rolling octogenarios. Año tras año comparecen a su investidura de las fiestas del Cristo y llenan la plaza lagunera con las canciones de sus muchas legislaturas discográficas. Esta vez, el festival, que ya mide 45 ediciones, conmemoraba 30 años de Canario, que es una obra casi mitológica, con Kraus y Valdano.

Las folías de la libertad que incluía el álbum homenajeado suenan con un despecho sano tras medio siglo del golpe de Estado de Chile, que fue tan traumático para nuestra generación. Pinochet acababa con Allende y la democracia el 11 de septiembre de 1973, con Los Sabandeños en plena efervescencia, y era inconfundible la sombra alargada de la mano de la CIA, de Nixon y Kissinger, cuando el Tío Sam se las gastaba de aquella manera expeditiva sembrando de dictaduras, patio a patio, el continente sojuzgado. Nada calma el dolor por la muerte de Allende y Victor Jara en aquellas horas a sangre y fuego.

Elfidio Alonso, el superviviente de entresiglos que ha llevado el timón del mejor grupo musical de las dos orillas, había ejercido de periodista de su tiempo, con esas huellas marcadas en la memoria. Esta noche del Cristo hemos rememorado uno de los volúmenes de la copiosa enciclopedia discográfica de los de Sabanda.

Sentimentalmente, el reencuentro me llevó de la mano hasta la juventud con Martín, mi hermano recién fallecido, cuando escribíamos y radiábamos páginas de Música Popular en los años 70. Cuando en el pub O’Clock de Santa Cruz dos pioneros sabandeños, Julio Fajardo y Manuel Luis Medina el Minuto, irrumpían como cantautores y cobijaban a la prole de la Nueva Canción Popular Canaria, que Martín impulsaba como un multiagente artístico antes de reinventarse años después como un productor tridimensional de las músicas del mundo de África, América y Europa.

Los Sabandeños son una capa muy extensa que desplegó Canarias hacia esos confines. Nunca sabremos valorar en su justa medida el fenómeno sabandeño. Olga Cerpa, José Manuel Ramos, Héctor González, Besay Pérez…, los condiscípulos de esta época, sobre el escenario de Aguere, han bebido en esas fuentes de orígenes ancestrales, que van desde el primer antepasado hasta Valentina o Sebastián Ramos el Puntero.

Hubo un terremoto en la trayectoria de Los Sabandeños, en Venezuela, y Quique Martín tocó el timple en la ventana del hotel. El festival ha coincidido con la sacudida de Marruecos, aquí al lado. Como nos parecía tan próximo el golpe de Pinochet en Chile y el de Videla en Argentina, y enseguida se exiliaron en las islas creadores latinoamericanos como dos poetas argentinos inseparables, Armando Tejada Gómez y Hamlet Lima Quintana, el autor de Te cuento cómo vivo en Tenerife, de este disco resucitado. Elfidio pidió a Valdano que recitara los versos de su paisano y ese lazo sigue conservando aquel regalo impagable.

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