Cuando un cayuco o una patera, en cualquier caso una embarcación de las que se utilizan en las oleadas migratorias, llega a puerto, no genera ningún problema. En esos casos, la Subdelegación del Gobierno considera que se trata de su competencia e interviene, llevándosela del lugar y actuando siguiendo los protocolos establecidos.
Estos son los casos, mayoritarios, en los que la embarcación localizada y rescatada es remolcada al puerto de Los Cristianos, por ejemplo, el principal punto de recepción de migrantes de la zona sur de Tenerife.
Sin embargo, el fenómeno se complica cuando esta llega por sus propios medios a la costa, un escenario en el que la embarcación tiene otra consideración y pasa a ser competencia de los propios municipios.
Esta es la situación en la que se encuentran dos cayucos que, meses atrás, alcanzaron las costas de Arona por la zona de Las Galletas y que han quedado abandonados allí, sin que las autoridades puedan actuar para su destrucción y retirada.
Estas embarcaciones se consideran posibles pruebas del tráfico de personas y, por tanto, solo se pueden quitar con una orden dictada por la Justicia. El mismo fenómeno ocurrió en 2021 durante varios meses.
En esa ocasión, entre enero y junio, el Ayuntamiento procedió a la retirada del más pequeño, mientras que, el segundo, más voluminoso, hubo de ser destruido en la playa para proceder a su traslado a un punto limpio.
Junto a los dos cayucos abandonados en la playa de Las Galletas hay un catamarán cuyo origen la corporación aseguró ayer desconocer. Según dijeron fuentes municipales, desde el Ayuntamiento ya se ha solicitado a los juzgados correspondientes que se permita la retirada de ambas embarcaciones con el objetivo de limpiar la playa de residuos de estas características. No obstante, se trata de una situación que se suele alargar en el tiempo.
Especialmente, además, en la actual coyuntura, de llegada continua de cayucos.
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