Hasta el más convencido de los ateos habrá dudado sobre si una mano divina tuvo algo que ver en que nadie resultara herido cuando un enorme árbol se desplomó súbitamente ayer en el pasaje de las Tinajas, en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife y en las Ramblas que llevan su mismo nombre.
Eso sí, tampoco es imprescindible creer en Dios para alegrarse del milagro, toda vez que el riesgo no pudo ser detectado a tiempo por los operarios municipales.
La posibilidad de que un vegetal de este tamaño, como se puede comprobar en la imagen, pudiera caer sobre cualquier ciudadano no era en absoluto remota.
Se trata de una de las zonas más transitadas de la ciudad, justo a la vera de su gran joya natural, el Parque García Sanabria, donde los que hoy se deleitan paseando por tan bellos parajes se preguntarán ahora si no sería conveniente realizar una preceptiva revisión del estado del arbolado.