política

Sánchez, presidente del Gobierno por tercera vez y con más votos que nunca

El candidato socialista es reelegido con 179 votos a favor y 171 en contra, en una investidura tensa y marcada por la amnistía. Hoy prometerá su cargo en la Zarzuela

Pudo haber sido el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, pero la radicalización de dicha formación política -atrapada entre la amenaza que supone para la pervivencia política del gallego la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, junto a los diputados que les resta la escisión que dio paso a la formación ultraderechista Vox- condenó a finales del pasado mes de septiembre su candidatura.
Si entonces los legítimos representantes de la soberanía popular, elegidos por la ciudadanía en las urnas del pasado 23 de julio, se negaron por mayoría a concederle su confianza, ayer sí que se la otorgaron al socialista Pedro Sánchez y a su propuesta para conformar un nuevo gobierno de coalición con la amalgama de partidos de izquierdas llamada Sumar.
La realidad, siempre tozuda, es que Sánchez prometerá o jurará hoy su cargo como presidente del Gobierno de España tras lograr, sin necesidad de recurrir a una segunda votación, que hasta 179 diputados le dieran un apoyo tan holgado que no se había logrado en los últimos 20 años, y que es debido al apoyo masivo de las fuerzas nacionalistas periféricas, Coalición Canaria inclusive.
A nadie se le escapa que semejante éxito, como apuntaba el pasado miércoles desde la tribuna de oradores el portavoz en el Congreso de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián, es fruto tanto de las simpatías que pueda despertar el proyecto que lideran Sánchez y Yolanda Díaz como, particularmente, el profundo rechazo a la referida radicalización del PP.
Sin duda, la variopinta galería de extremistas de una u otra índole ante la sede madrileña del PSOE en la calle de Ferraz, entre las que destaca sobremanera el conocido trumpista Tucker Carlson, un racista conocido a nivel planetario al ser despedido de Fox News por mentiroso, tras costarle a dicha cadena televisiva un acuerdo extrajudicial por 700 millones de euros, ayuda a que se multipliquen los respaldos a Sánchez, habida cuenta de que semejante individuo se paseó de la mano del presidente de Vox, Santiago Abascal.
No en balde, hasta fuerzas conservadoras como el Partido Nacionalista Vasco (al que Núñez Feijóo llegó a ofrecer el Ministerio de Industria en un intento a la desesperada que ni así fraguó, como se supo ayer tras una mención al respecto del portavoz del PNV, Aitor Esteban) y Junts per Catalunya prefieren al socialista. En ambos casos, las profundas diferencias ideológicas entre dichos nacionalistas vascos y los afines a Carles Puigdemont fueron postergadas ante el tan loable como arriesgado -políticamente hablando- envite de Sánchez para cerrar la profunda quiebra territorial sufrida por España a raíz del procés catalán.
Un acuerdo que, a diferencia de los contactos del PP, se ha logrado con luz y taquígrafos, y que en lo sustancial supone una amnistía para los independentistas y miembros de las fuerzas de seguridad del Estado procesados y/o condenados por dicho procés a cambio de que tanto ERC como Junts renuncien a la vía de la unilateralidad.
Imposible terminar la crónica sin reconocer la brillante intervención del portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, en una merecida laudatoria a sus compañeros que llevan semanas padeciendo el acoso de los violentos.

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