Diario de Avisos/Efe. Es la catástrofe humanitaria que no cesa y que ha convertido las aguas que rodean a Canarias en una fosa común. Esta vez al menos han sido tres las vidas perdidas en el afán de encontrar en Europa, previo paso por las Islas, un futuro que se les niega en sus países de origen, entre ellos una niña de apenas 14 años.
Los fallecidos intentaban llegar al Archipiélago a bordo de la lancha neumática rescatada ayer por un buque mercante británico al sur de Gran Canaria cuando estaba a punto de hundirse tras haberse aventurado desde Dajla y con mala mar a una travesía hacia las Islas de unos 450 kilómetros.
Los 55 supervivientes del bote contaron tras desembarcar de madrugada en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria a bordo del buque Hartland Point que habían partido tres días antes desde esa ciudad del sur del Sáhara con 58 personas a bordo en total, entre ellas 12 menores.
Según fuentes de los servicios de emergencia, en esos tres días en el océano murieron un hombre, una mujer y una niña de 14 años, hermana de una de las supervivientes. Su cuerpo fue, precisamente, el que los marineros del Hartland Point tuvieron que dejar a la deriva sobre los restos de la neumática, porque el mal tiempo les impedía izarlo a bordo. Las otras dos víctimas fallecieron antes y acabaron en el mar.
Aviso
La lancha inflable fue avistada por ese buque británico de transporte de vehículos, que se dirigía a Southampton, a 185 kilómetros al sur de Gran Canaria sobre las 11.40 horas del pasado jueves, momento en el que avisó a las autoridades españolas de su situación. El buque recibió de Salvamento Marítimo la instrucción habitual: permanecer al lado de los migrantes a la espera de que llegara el barco de rescate -en este caso, la Salvamar Macondo-, sin intervenir, salvo que fuera estrictamente necesario, ya que un mercante como ese, de 196 metros, puede mandar a pique a una zódiac al mínimo golpe.
Sin embargo, el capitán del Hartland Point comunicó poco después que la meteorología había empeorado mucho, que la neumática hacía aguas y que estaba en “riesgo inminente” de hundirse o volcar, por lo que procedió a rescatar a sus ocupantes. La Salvamar Macondo navegaba a su encuentro desde hacía tiempo, pero necesitaba unas cuatro horas para llegar. En ese momento, había vientos de 46 kilómetros por hora, según comunicó el barco por radio. Los partes del jueves de la Agencia Estatal de Meteorología también hablan para las aguas al sur de Gran Canaria de vientos de fuerza 6 (39-49 km/h) y fuerte marejada.
Entre los supervivientes de esa travesía hay tres mujeres embarazadas, un niño de nueve años, una niña de la misma edad y nueve menores más. Proceden de Senegal, Costa de Marfil, Guinea, Guinea Bisáu, Mali y Sierra Leona, entre otros países, de acuerdo con los datos que ellos mismos facilitaron a las asistencias sanitarias.
Incluso, cuando todavía estaban a bordo del carguero, una mujer necesitó que la evacuaran en helicóptero al Hospital Insular de Gran Canaria, porque presentaba una hipotermia importante. Su evolución es buena y en breve recibirá el alta, precisaron fuentes del centro médico. Nueve más fueron igualmente derivados a centros hospitalarios tras desembarcar, casi todas por hipotermia o por aplicación de los protocolos de atención a embarazadas y menores, aunque ninguna en situación grave.
Recuento
Como ha venido informando puntualmente DIARIO DE AVISOS, este año ya es el de mayor número de supervivientes en la ruta atlántica desde que una patera con dos personas arribó a Fuerteventura en 1994. Ayer, Interior confirmó oficialmente que hasta el pasado jueves suman un total de 35.410 migrantes.
Son datos del balance que quincenalmente difunde a este respecto dicho Ministerio del Interior y sus cifras reflejan un incremento de 134,8% respecto al año anterior en las llegadas al Archipiélago, que el pasado superó la cifra registrada en todo 2006 (31.678), el año de la conocida como “crisis de los cayucos”. A las Islas han llegado en estos 11 meses 530 embarcaciones, 194 más que en 2022, cuando se registraron 336.
Pero lo peor es la enorme mortalidad que provoca esta ruta de migración irregular.