Empresarios jóvenes

En esas reuniones a las que me invitan, y en las que no pego ni con cola, conozco a menudo a jóvenes empresarios que se abren camino en el mundo de los negocios. Son casi niños, pero ya ganan mucho dinero, o al menos lo intentan. Están en todas partes y constituyen el nuevo tejido empresarial de la nación. Son de admirar; y más por mi parte, que cada vez que emprendo algo me arruino. Quiero decir que hay gente que está dotada para los negocios y otra que no, como yo, que cada vez que ganaba algo me compraba un reloj o una pluma de última generación. Para regalarlos luego a los amigos. La gente de posibles tiene un secreto para triunfar: no gastar. ¿Y ese por qué tiene tanto dinero?, pregunta uno. Pues porque no se lo gasta, es la respuesta correcta. Ahora ha nacido la Asociación de Empresarios Independientes, que está reclutando a un montón de jóvenes emprendedores. La preside el joven Juan Antonio Inurria Rivero, un tío muy listo, que está metido desde hace años en el mundo de los negocios y que ya se codea con gente interesante del sector. Y la asociación tiene vocación nacional. Esperemos que no se aburra, como no se ha aburrido de la moda y de los complementos, ya que fabrica mochilas, carteras, mariconeras, tirantes y ropa diversa. Lo peor de los empresarios jóvenes en general es el aburrimiento; y lo peor de los empresarios jóvenes de la noche es la propia noche, que los confunde, como decía aquel títere de la televisión que hablaba siempre de su fornicio con Marujita Díaz. No es el caso de Juan Antonio, un tipo serio. Muy bien por los empresarios jóvenes y por sus deseos de unión y más si nacen, viven y se desarrollan en Canarias.