Un vecino de Los Realejos ha sido acusado por la Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife del delito continuado de daños con peligro para la vida o integridad de los ciudadanos por quemar cuatro contenedores y una vivienda, al que se suma otro cargo de quebrantamiento de orden de alejamiento.
Por ello el Ministerio Público pide una pena que suma diez años y cuatro meses, por los tres supuestos delitos, al tomarse en cuenta el agravante de reincidencia.
La Fiscalía matiza que de forma subsidiaria se le condenaría a 3 años de prisión en caso de que se demuestre que el fuego no supuso un riesgo para la vida de manera que se estaría ante un cargo de daños.
También se solicita que pague 1.500 euros al Ayuntamiento de Los Realejos que se corresponden con el valor de los cuatro contenedores que fueron objeto del vandalismo.
El Ministerio Público apela a los informes psicológicos en los que se apunta que el procesado tiene “gravemente afectadas, pero no anuladas”, las capacidades volitivas y cognitivas. El origen es el consumo de drogas tóxicas y estupefacientes y la dependencia que ha desarrollado con el tiempo.
En cuanto al primer cargo se relata que al procesado se le prohibía acercarse a menos de quinientos metros de su sobrino, pese a lo cual fue a su vivienda donde habló con su madre, escuchando la víctima lo que hacía su tío.
Por la noche llevando un espray de barniz y un bote de pulimento, primero quemó dos contenedores propiedad del Ayuntamiento de Los Realejos y causó daños por 432 euros a un vehículo que estaba aparcado, que pagó el seguro.
Para apagar el fuego fue necesaria la intervención de los bomberos que llegaron a emplear 600 litros de agua.
A continuación hizo lo mismo con otros dos contenedores municipales, lo que pudo ser observado por agentes de la policía local y para cuya extinción fue necesaria la intervención de los bomberos.
Después el procesado prendió fuego a una vivienda en cuyo interior se encontraba una persona que pudo escapar al escuchar el sonido del mechero, pese a que el fuego estaba ya muy extendido.
De nuevo los bomberos que estaban por las inmediaciones se acercaron al lugar y gracias a su actuación se consiguió que el fuego no alcanzara mayores proporciones y fuera extinguido.
La vivienda está incluida en el Catálogo de Protección como Bien de Interés Cultural (BIC) pero hasta la fecha no se ha podido cuantificar los daños al encontrarse en ruinas por lo que en su momento el Juzgado pidió al Ayuntamiento que elaborara un informe.
A todo ello se une que posteriormente el acusado fue detenido a diez metros de la vivienda de su vecino del que debía mantenerse alejado medio kilómetro.
Tras ser sometido a un análisis para comprobar si había ingerido drogas, se concluyó que tenía restos de anfetaminas, tranquilizantes, cannabis, cocaína y MDMA.
El perito psicólogo concluyó que presenta una psicopatología aguda que podría ser el origen del consumo de drogas y de psicofármacos.
Otro facultativo dijo que padece graves alteraciones de conducta relacionados con su consumo que altera su conducta y juicio crítico y por lo tanto la comisión de hechos delictivos de los que quizás no conoce que son ilegales.